5 de junio 2019 - 00:01

Handmaid's Tale se aleja más del espíritu de Atwood

Se estrena hoy la tercera temporada en Estados Unidos por Hulu. Paramount no anunció todavía fecha de lanzamiento para Latinoamérica.

Elizabeth Moss. Protagonista de las tres temporadas, su papel de June/Defred fue consagratorio. 
Elizabeth Moss. Protagonista de las tres temporadas, su papel de June/Defred fue consagratorio. 

Debuta hoy en EE.UU. la tercera temporada de “The Handmaid’s Tale” por la plataforma Hulu, lo que empujará a los fans locales a ingeniárselas para encontrarla en la web, hasta que alguna señal local la lance. “El cuento de la criada”, inspirada en la maravillosa novela de 1985 de Margaret Atwood, no tendrá demasiado de aquel espíritu, a juzgar por los adelantos y trascendidos de esta nueva entrega.

El final de la novela y de la primera temporada no podía ser mejor: cuando se llevaban presa en un auto negro a June/Defred, ella recitaba “Subo y penetro en la oscuridad del interior; o en la luz”, dejando al lector/espectador libre de creer en un futuro de opresión o de redención. La primera temporada, calcada del libro y muy bien adaptada, actuada y filmada, se permitía cerrar con la duda y planteaba personajes complejos. Protagonizada por la soberbia Elizabeth Moss, en ese desenlace parecía seguir oprimiendo la misógina teocracia llamada Guilead, algo en lo que se habría transformado Estados Unidos en el futuro.

En cambio en la segunda temporada, esa escencia se perdió y se mostró a la protagonista embarazada escapando del régimen, con flashbacks a personajes secundarios menos interesantes y un universo paralelo en Canadá, donde se exiliaron el marido y la amiga de la protagonista y otros miles que continuaban buscando a sus familiares perdidos o muertos. June volvía sumisa con el comandante y su esposa, y el círculo volvía a empezar con incomprensibles cambios de carácter en los personajes.

Cuando Atwood concibió su novela no planteó una resistencia tan visible y obvia de las mujeres contra el patriarcado, sino que marcó que las rebeldes eran castigadas de las maneras más severas para aleccionar a una manada sufriente y silenciosa. El símbolo de la resistencia siempre fue June y otras pocas, pero conforme avanzan las temporadas, los guionistas se imbuyeron de un clima de época o signo de estos tiempos y no pudieron permitirse mujeres mansas.

El autor y productor Bruce Miller asumió que a partir de la segunda temporada se decidió a abandonar la historia y se enfocó en desarrollar personajes femeninos desesperados. Y en la tercera apuntará ya no al escape de Gilead sino a los esfuerzos por transformar la sociedad desde adentro.

Atwood aportó un mundo lúgubre, dañino, tremendamente cruel, una distopía con mujeres fértiles condenadas a engendrar hijos para parejas estériles de las altas esferas. “The Handmaid’s Tale” se convirtió en un fenómeno de protesta vinculado con cualquier reivindicación de lo femenino.

En la novela estremecían las descripciones de los métodos para concebir, utilizados por las parejas ricas. La relación sexual entre marido y criada se daba con ésta ubicada en el centro de ambos, esposo y esposa, evocando la historia de Raquel, quien suplicó a Jacob le diera hijos. Ante su infertilidad, quien finalmente se embarazó por ella fue su sierva Bilah.

Margaret Atwood anunció el año pasado que la secuela de “El cuento de la criada” llamada “The Testaments” saldría en septiembre de este año. Ambientada 15 años después y narrada por tres personajes femeninos, “todo lo que me han preguntado alguna vez sobre Gilead y sus trabajos internos son la inspiración para este libro. Y el mundo en el que estamos viviendo”, dijo Atwood.

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