4 de diciembre 2015 - 00:00

¿Un laberinto de seis meses?

Tras la decisión del titular de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, de aceptar el pedido de "impeachment" de Dilma Rousseff, se conformará ahora una comisión especial conformada por 65 legisladores de 23 partidos. Estos determinarán si las maniobras fiscales denunciadas por la oposición y censuradas por órganos de contralor del Estado constituyen un motivo suficiente para remover a la Presidenta.

Un parecer de esa comisión favorable al juicio político habilitaría luego una acusación en el pleno de la Cámara de Diputados, que para avanzar al paso siguiente requería el voto de 342 legisladores, dos tercios del total.

Tras esa instancia, se abriría un período de 180 días durante el cual el Senado, presidido por el titular del Supremo Tribunal Federal, debería juzgar a la mandataria, que sería suspendida. El vicepresidente, Michel Temer (PMDB) asumiría interinamente.

Para destituir a Dilma,la cámara alta necesitaría 54 votos, dos tercios del total. Si esa mayoría especial no se alcanzara, aquella debería ser inmediatamente restituida en su cargo.

Si, en cambio, la presidenta fuera destituida, no podría volver a presentarse a las elecciones para la primera magistratura por ocho años. Y Temer sería confirmado como mandatario por lo que reste del período.

Según el antecedente del "impeachment" a Fernando Collor en 1992, el proceso podría durar unos seis meses.

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