Liam Neeson debuta con elogiable rigor como héroe de acción en «Búsqueda implacable
», film que debe su eficacia, justamente, a la acción, más allá de su argumento
poco creíble.
«Búsqueda implacable» (Taken, Francia, 2008, habl. en inglés) Dir.: P. Morel. Int.: L. Neeson, M. Grace, F. Janssen, G. Kostic, K. Cassidy, R. Bukvic, L. Orser, H. Soubeyrand.
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En esta película, Liam Neeson extermina cerca de medio centenar de tipos malos. Menos mal que lo hace por una buena causa; su hija adolescente ha sido raptada en Paris por unos mafiosos albanos dedicados a la trata de blancas. Neeson acaba de retirarse como espía, por lo que tiene alguna experiencia en el oficio de liquidar gente a granel en el extranjero.
Combinando su profesionalismo habitual con semejante urgentísimo asunto personal, el protagonista hace verdaderos estragos en los bajos fondos parisinos.
Luc Besson es a esta altura todo un expertoen cine de acción, y más allá de que el film esté dirigido por su discípulo Pierre Morel (director de fotografia de «El transportador»), el guión y la producción a cargo del realizador de «Nikita» dan a entender que éste es otro de sus buenos intentos por demostrar que en Europa también saben filmar tiroteos tan entretenidos y descerebrados como los que nos tiene acostumbrados Hollywood. El truco de la película no sólo consiste en darle el papel de héroe de súper acción a un actor tan serio como Liam Nelson, sino también en armar un argumento que en principio parece demasiado sobrio, con la descripción del ex espía arrepentido de los errores en su vida personal, y su intento por consolidar la descuidada relación con su hija, a la que permite viajar a Francia a regañadientes.
Luego de todo esto, la explosión de violencia interminable que viene a continuación se potencia al máximo, y hay que reconocer que la crudeza de las escenas más fuertes de esta «Búsqueda implacable» equilibran la falta de sentido del humor y la obvia ausencia de credibilidad de este duelo entre un padre desesperado y toda la mafia albanesa dedicada a la prostitución en Paris. En este sentido hay que destacar el rigor con el que Liam Neeson se toma el papel de justiciero ultraviolento al mejor estilo de Charles Bronson o Steven Seagal.
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