28 de septiembre 2007 - 00:00

Bali prueba la fértil unión arte-tecnología

«El Acuario Electrónico» es una hipnótica instalación de latalentosa coreógrafa Margarita Bali, sinónimo de videodanzaen nuestro país y en el exterior.
«El Acuario Electrónico» es una hipnótica instalación de la talentosa coreógrafa Margarita Bali, sinónimo de videodanza en nuestro país y en el exterior.
La coreógrafa Margarita Bali es sinónimo de videodanza en nuestro país y en el exterior. Trabaja en esta disciplina desde hace más de dos décadas, fue codirectora del emblemático grupo Nucleodanza y realizó creaciones para el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín. Por sus coreografías y obras multidisciplinarias le fue otorgada la Beca Guggenheim (1998), las Becas Antorchas y Alexander Onassis (2001), el Premio Limbo de Arte y Tecnología de MAMBA-Fundación Telefónica (2002) y, e 2006, el Premio Germaine Derbecq, por una mega proyección de video sobre la fachada del Palacio Pizzurno con bailarines en vivo y música octofónica de Jorge Sad.

En 2006 también recibió el Premio Faena de Arte y Tecnología por «El Acuario Electrónico», instalación que se exhibe hasta el 30 de septiembre en la Sala C del Centro Cultural Recoleta. Desde el ingreso en un ámbito oscuro donde el agua es protagonista, el visitante se siente atrapado, hipnotizado, por las imágenes en permanente mutación, que se repetirán en varios de los 10 módulos que deben recorrerse.

La temática de la instalación está basada en elementos de la naturaleza, filmados, recombinados, por ejemplo «Medusas», que danzan voluptuosamente en el medio líquido y se mimetizan con los bailarines. Otra cámara proyecta caras distorsionadas y fragmentadas sobresupuestos objetos decorativosde cerámica.

«Living Líquido» propone una alfombra por donde pasan peces de colores y se llega a un sofá y un cuadro donde se proyecta el mar y el permanente ir y venir de las olas en las que nadan o se abrazan un hombre y una mujer. La performance virtual «Desde el Sofá», un desarrollo teatral muy imaginativo mantiene en vilo al contemplador que espera un desenlace. En esta situación se enfatiza la comunicación, en realidad, la incomunicación, a través de escenas protagonizadas por una pareja cuya destreza corporal es asombrosa amén de la tecnología que permite simultaneidad de enfoques y superposiciones.

«Cuerpos Interactivos» propone transformaciones e incrustaciones en tiempo real del cuerpo del propio visitante. Interacción, participación, inmersión en un mundo extraído de la Naturaleza que permite jugar con la fantasía, el humor, lo onírico, lo poético, acompañado por la música envolvente de Gabriel Gendin, afortunadamente sin estridencias, y que quisiéramos se prolongue antes de enfrentarnos a la realidad de la calle.

*En el Espacio Fundación Telefónica (Arenales 1540) se inauguró «Op-Era : El Cuerpo como Interfase» proyecto que pertenece a las artistas brasileñas Daniela Katschat y Rejane Cantón. La primera, doctora en Artes de la Escuela de Comunicación y Artes de la Universidad de San Pablo graduada en 2002, investiga relaciones cuerpo/espacio y sistemas digitales, sistemas adaptativos y basados en comportamientos.

La segunda, obtuvo su Doctorado y Maestría en la Pontificia Universidad de San Pablo; se especializa en ingeniería de sistemas de realidad virtual, instalaciones interactivas con dispositivos de adquisición y manipulación de datos en áreas sensorizadas y automatizadas.

La exhibición incluye tres instalaciones interactivas que las artistas desarrollan en conjunto desde 1999. «Op-Era: Sonic Dimension» (2005) está diseñada como un instrumento musical. Un cubo negro abierto en uno de sus lados con tres paredes donde se proyectan las líneas que simulan las cuerdas de un violín. Cuando se las toca, vibran y producen sonidos que varían según la posición de cada cuerda y la intensidad de la voz del participante.

«Op-Era: Haptic Wall» (2004) es un muro revestido de látex natural que produce estímulos táctiles a partir de datos sonoros captados por un conjunto de micrófonos. «Op-Era: Sonic Interface» (2006) está diseñada como una escultura sonora tridimensional. A la manera de los « Penetrables» de Jesús Rafael Soto, entre más de un centenar de tubos transparentes se encuentran alojados pequeños altoparlantes que reproducen los sonidos captados a través de una serie de micrófonos. Estos están distribuidos hacia los 4 puntos cardinales y a diferentes alturas por lo que los sonidos se pueden oír según la disposición zonal.

Más allá de las especificidades de carácter tecnológico así como cierta terminología que exceden la comprensión del visitante no especializado, estas instalaciones audio-táctilvisuales son verdaderamente estimulantes. La conjunción de conceptos científicos y lo sensible provoca una experiencia cognitiva innovadora que revela, como en el caso de las dos muestras comentadas, que la relación entre lo tecnológico y el arte es enriquecedora. Hasta el 16 de diciembre.

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