18 de octubre 2001 - 00:00

"Busqué mostrar el perfil de entrecasa de la diva"

Kado Kostzer.
Kado Kostzer.
El director Kado Kostzer estrena mañana, en el British Arts Centre de Suipacha 1333, su propia versión de «Marlene», la pieza de Pam Gems que fue éxito en Londres, París, Broadway y Berlín, donde aún se mantiene en cartel. «Marlene, un homenaje a Dietrich», tal el nombre de esta adaptación, tiene por protagonista a Regina Lamm -recordada por su papel en «Tamara»- a quien acompañan Alicia Burdeos y Ellen Wolfi. La escenografía y coordinación de vestuario corresponden a Sergio García Ramírez, el diseño de iluminación a Jorge Merzari y la adaptación musical a Carlos Gianni y Sergio Blostein. El año que viene se cumplirán diez años de la muerte de Marlene Dietrich pero, en principio este estreno coincidirá con el centenario de nacimiento de la gran diva alemana, un 27 de diciembre.

Periodista: ¿Cuándo arrancó con este proyecto?

Kado Kostzer: Para ser exactos, en el año '85. Yo estaba en París y un representante de actores me conectó con Sylvie Vartan para hacer un musical sobre la vida de Marlene Dietrich basado en su autobiografía cuyos derechos había com-prado el marido de la cantante. Pero fue imposible hacer la adaptación, porque en esa época Marlene todavía estaba viva y teníamos que contar con su aprobación. Además, su libro estaba lleno de mentiras y era muy poco interesante: no había sexo, ni lados oscuros, era simplemente una historia feliz.

Años después, en el '97, se estrenó la obra de Pam Gems en Inglaterra y yo me traje el libreto, al que le hice unas cirugías estéticas bastante considerables, porque era bastante pacato y dejaba de lado el costado lésbico de Marlene, quien siempre fue muy transgresora y tenía un matrimonio totalmente abierto. En cuanto a sus amantes, la obra original sólo aludía a Frank Sinatra sin nombrarlo. En cambio, yo tomé de todas las biografías que leí una larga lista de nombres (James Steward, John Wayne, Gary Cooper, Douglas Fairbanks, Kirk Douglas, Jean Pierre Aumont) e hice una escena muy buena donde la secretaria la interroga sobre sus amantes. Mientras los va nombrando Marlene niega, aprueba, se divierte o descalifica. Era terrible, en Hollywood no dejó títere con cabeza.

P.: ¿Qué es lo que más le interesó de esta obra?

K.K.: Como yo venía del proyecto del musical sabía que el material era muy vasto, por eso me pareció muy inteligente que Pam Gems ubicara a Marlene en un camarín, en la última etapa de su vida, a fines de los años '60. La Dietrich está en un teatro de París, ofreciendo uno de sus últimos recitales. Esta vez no la acompaña su habitual vestidora sino una amiga con la que seguramente ha tenido una relación sexual. La chica sufre desde humillaciones terribles hasta las muestras de amor más increíbles por parte de la diva. Marlene es muy contradictoria, pero aclara que ella tiene que acostarse con todo el mundo porque eso crea mejores relaciones: «Yo siempre estoy pidiendo favores a mis amantes esclavos», dice en un momento.

P.: Tendría otros costados menos «terribles»...

K.K.: Como amiga era excepcional. En eso coinciden todas las biografías. Además era una auténtica ama de casa alemana, llegaba a las filmaciones con bizcochitos para todo el mundo o con un termo de caldo. Lo que a mí me interesó es el perfil de entrecasa del personaje, no sólo su glamour. Esta es una mujer que se enfrenta al miedo a envejecer y a dejar de seducir al público. Cuando va a salir a escena tiene una frase genial. Se mira al espejo y dice: «A ver si los engañamos una vez más».

Similitud

P.: ¿Cómo trabajó la similitud con el personaje?

K.K.: Para este tipo de trabajo uno tiene que pensar lo siguiente: ¿Quién puede hacer mejor a Marlene físicamente? Un travesti. Entonces, para qué exigirle a una persona que se metamorfosee en Marlene con una copia casi intacta. Se hace a la Callas, se hace a la Piaf, pero nadie canta. Nosotros queríamos dar un paso más adelante y hacer que la actriz cantara en vivo. Un travesti puede hacer playback porque es parte de un gé-nero, pero me parece indigno ponerle a la actriz el disco de una cantante. Yo nunca la podría humillar de semejante manera haciéndola hacer un número de travestis. Primero que nada, Regina es una mujer muy linda, tiene unas piernas preciosas y es muy buena actriz. Además, canta con un gusto exquisito (la obra termina con un show de cinco canciones: «Lola», «La vie en rose», «Lili Marlene», «Johnny», «Falling in love again»). Realmente, en ningún momento quisimos hacer un calco de Marlene, preferimos que fuera su espíritu el que estuviera rondando por aquí.



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