23 de septiembre 2004 - 00:00

Chabrol alegró la noche vasca con sus misterios

Claude Chabrol: «Un crimen siempre sirve para enganchar al espectador, así siente que no perdió el tiempo en su butaca. Hay quienes hacen buenas películas sin ningún muerto, los felicito, pero yo no tengo por qué despreciar un buen crimen».
Claude Chabrol: «Un crimen siempre sirve para enganchar al espectador, así siente que no perdió el tiempo en su butaca. Hay quienes hacen buenas películas sin ningún muerto, los felicito, pero yo no tengo por qué despreciar un buen crimen».
San Sebastián - El último número de anteanoche fue, realmente, un número con todas las de la ley. Distendido, con las mejillas coloradas de quien no se cuida en las comidas y no le importa, y riéndose con unos «jo,jo,jo» que casi lo ahogan, Claude Chabrol presentó su nuevo film, «La dama de honor», historia de un buen chico a quien una chica preciosa le reclama un asesinato como prueba de amor, lo cual lleva a una mayor posibilidad de sangre. Dialogamos con él.

Periodista
: En su película está la sombra de Hitchcock. ¿Podríamos hablar de una fusión entre «Pacto siniestro» y «Festín diabólico»?

Claude Chabrol: Déjeme ver. Podría estar de acuerdo, pero... no veo la relación. Lo siento mucho. Le voy a señalar las diferencias: en «Festín diabólico» los asesinos tienen una actitud nietzscheana, se sienten superiores en el seno de la sociedad, mientras que Senta, mi protagonista,simplemente vive fuera de la sociedad,en su propio mundo. Su comportamiento es muy puro, solo que extremadamente peligroso. En cuanto a lo de «Pacto siniestro», hay una novela anterior, poco conocida, más cercana a lo que pasa en mi película, basada en una historia de Ruth Rendell... Caramba, no me sorprendería que la pícara de Ruth haya leído esa novela. Usted me ha abierto los ojos. Les digo de paso, ¿leyeron «Mystic River»? Clint Eastwood hizo una película excelente sobre ese libro. Bueno, debo decir que ese libro había desaprovechado los personajes femeninos.


P
.: Respecto a «Dama de honor», ¿se enamoró de la historia romántica o del asesinato?

C.C.:Amor y romanticismo son términos antagónicos. El romanticismo es un edulcorante del amor. Yo preferí hacer una película de amor, sin romanticismo, y con crimen incluido. Un crimen siempre me sirve para enganchar al espectador, así siente que pasa algo, que no estuvo perdiendo el tiempo en su butaca. Hay quienes consiguen hacer buenas películas sin ningún muerto, los felicito, pero yo no tengo por qué despreciar un buen crimen. ¿Vieron cuando hacen zapping? Están pasando una tontería y de repente matan a alguien. Ah, qué bien, me quedo en este canal.


P
.: ¿Todo lo toma a risa?

C.C.: Siempre me he reído mucho. Tengo más tendencia a reír que a llorar. La única diferencia es que antes me divertía perder un año haciendo una película a gusto del productor, sólo para demostrarle que estaba equivocado, y ahora no me hace gracia perder un año, total el otro igual no va a aceptar su equivocación.


P.:
En 1973 usted hizo una excelente película sobre el terrorismo, «Nada». ¿Acaso hoy, tal como están las cosas, tomaría a risa esos personajes?

C.C.: Cualquier personaje cercano a la tragedia a mí me divierte. Pero le explico: el terrorismo es un sinsentido, quien cree que así soluciona algo es un ridículo, y peor aun, es un ridículo peligroso, y las fuerzas de seguridad también son igualmente ridículas y peligrosas. Pero eso es distinto a la gracia que me causa un buen detective, que va rastreando su pista.Va arrastrando los pies, se tropieza, pero va avanzando.Amo esos personajes.


P.:
¿Podría confirmarnos cierta leyenda? Dicen que usted elige los lugares de rodaje según la calidad de los restaurantes cercanos.

C.C.: Me ocurre muy a menudo que si debo elegir entre dos lugares, forzosamente elijo aquel donde se coma mejor. Pero no lo hago por mí, que no como casi nada, sino por el equipo, que debe alimentarse para trabajar.


P.:
¿Y qué nos cuenta de ese hábito de llenar el equipo con gente de su familia?

C.C.: Bien, mi hija es muy buena asistente, otro hijo es gran compositor, el otro me hace reír en cualquier momento. Es que no solo nos soportamos en casa, sino que nos amamos. Yo ahora no me acuesto más con mi actriz como hacía antes... cuando estaba casado con mi actriz, Stephane Audran. Pero no sé por qué no iba a acostarme con mi actriz y tener a mi hija como asistente. Le voy a decir algo, y con esto terminamos. Amo a las mujeres. Si queremos hacer una película con héroes masculinos, debemos ponerlos a hacer cosas extravagantes. En cambio, la sola vida diaria de las mujeres ya es tremendamente heroica. Por eso en mis películas estoy poniendo esas heroínas típicas, como la madre del protagonista, que ha criado sola a sus hijos, consigue sobrevivir, pertenece a este mundo cotidiano. Lo único, que en mis películas ellas también matan, devoran, y quien sabe qué otras maldades hacen. Para divertirme, para que la película sea entretenida. Si no, ¿quien va a ir a verla?

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