El teatro en los tiempos de ómicron instruyó al público en cancelaciones o postergaciones de funciones. Tal el caso de una de las más esperadas, “Ella en mi cabeza”, de Oscar Martínez, con Joaquín Furriel, Juan Leyrado y Florencia Raggi, dirigidos por Javier Daulte, que de no mediar imponderables se estrena el 28 de enero en el Met, luego de sufrir dos reprogramaciones de estreno por contactos estrechos y covid.
Daulte: “Hasta la comedia más conocida se abre a nuevos juegos”
El director pondrá en escena el 28 de enero en el Met, ómicron mediante, “Ella en mi cabeza”, de Oscar Martínez, que ahora interpretarán Joaquín Furriel y Florencia Raggi en los papeles protagónicos
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La obra que se hizo hace 15 años con Julio Chávez en el papel que hoy encarna Furriel y Soledad Villamil en el de Raggi, es una comedia que profundiza de forma lúdica la crisis del matrimonio o de mediana edad, centrada en una pareja que lleva diez años de casados, con un hijo.
Daulte regresa a su propia usina de contenidos, Espacio Callejón, con “Luz testigo” y “Valeria Radioactiva”; al 25 de mayo con “El recurso de Amparo”, trabaja sobre una reescritura de “Los perros” para el Cervantes, mientras piensa sobre qué tiene ganas de escribir. El año próximo Alfaguara publica su novela escrita en cuarentena, “Manifiesto del enemigo”. Dialogamos con él.
Periodista: ¿Qué encontró al leer el texto de una obra que ya había visto?
Javier Daulte: Conservo un vago recuerdo y cuando la leí me sorprendió porque le encontré un nuevo juego teatral. La noche de insomnio en el protagonista está inmerso, ese momento en que los fantasmas se agigantan, me abrió a un juego de los que a mi me gustan. Juan Leyrado la había hecho en ese entonces y me decía que esta versión parecía otra, por la mirada distinta. También el paso del tiempo hizo que fuera leída de manera diferente, inevitablemente, porque hubo un cambio en la manera de ver los vínculos entre hombres y mujeres. Cambió mucho el paradigma en los últimos 15 años. Lo que era sentido común en ese momento deja de serlo hoy. El texto dice ´me tortura esta mujer´ y hoy busco plantear que el que se tortura es uno con sus propias inseguridades.
P.: Se amalgama con la mirada psicoanalítica del personaje del terapeuta.
J.D.: Esta es una historia de amor, con un hombre que hace Joaquín que ha llegado a un límite con sus contradicciones y neurosis. Siente que no puede estar con su mujer y no puede dejar de estar con su mujer. Si no puede decidir si ir a una cena cómo va a decidir qué hacer con el resto de su vida. El personaje de Juan es este analista que escarba y no lo dejará quedarse con la cáscara del problema, que podrían ser sus celos. El protagonista cree que los celos podrían ser el origen de la crisis pero nada más lejos. Ahí empieza a crecer el monstruo llamado neurosis que nos puede destruir.
P.: ¿Cómo vive este regreso a calle Corrientes luego de dos años de pandemia?
J.D.: Fue una alegría contar con este equipo y me interesó hacer la obra porque está bien que vuelva después de 15 años. Por el recambio generacional, por los que recuerdan haberla visto y no haberla podido ver, y para jóvenes es toda una novedad. Veremos con qué nos encontramos en el público, al que estamos necesitando de manera urgente.
P.: ¿A qué atribuye los revivals? ¿una forma de apostar a lo seguro?
J.D.: Cuando aparece el actor o la actriz para que justifiquen esa nueva versión, se apuesta. Surgió este texto sólido para el que Joaquín está en el momento justo para un personaje de esta naturaleza. Es como Blanche Dubois para ¨Un tranvía llamado deseo¨. Claro que no quiere decir que algo que se hizo en otro momento irá siempre bien. Está plagado de ejemplos.
P.: ¿Qué opina de los contenidos del teatro comercial? Usted tiene su propia usina de contenidos en El Callejón.
J.D.: La crisis del teatro comercial a nivel contenidos viene desde hace rato, antes de la pandemia. Creo que los riesgos que se asumen son de distinta naturaleza. A veces con el contenido, otras con el elenco, se eligen qué riesgos tomar. Hay una desorientación y falta de riesgos muy generalizada, ha pasado que un productor propone un material arriesgado y quiere asegurarse figuras convocantes, pero a esas figuras les da miedo la obra y no quieren hacerla. O si un actor de primera línea se enamora de un material sin dudas se hará. El tema es cuando se arriesga en todos los frentes. Hoy Tennessee Williams es arriesgado pero si Lali Espósito hace de Laura, Rodrigo de la Serna de Tom y Marilú Marini de la madre, no creo que le falten productores listos para hacerla.
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