“Salidos de la Salamanca”, apasionada celebración de la chacarera santiagueña, tuvo tanto éxito en su primera semana en una sala chica del Gaumont que el jueves pasó a la sala grande, de 600 butacas, y la llenó todo el fin de semana.
El cine nacional está vivo, pese a lo que digan algunos
Aun sin difusión, en el Gaumont, el Cultural San Martín y otros espacios, novedades y reposiciones cuentan con un público fiel que acompaña las realizaciones de la hoy castigada producción argentina
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"Semillas que caen lejos de sus raíces", de Tomás Lipgot, sobre inmigrantes chinos en la Argentina.
Jo Zavalía Abalos, su directora, convocó además a reconocidos artistas para presentar la película (y tocar algo, si se puede) en algunas funciones, como Peteco Carabajal en el estreno, o el pianista Víctor Simón ayer a mediodía. El jefe de prensa conoce bien al público de ese complejo: “La podés ver por solo 400 pesos. ¡La mitad de lo que cuesta una empanada! O si sos jubilado o estudiante por 200 pesos. ¡Menos de la mitad de una medialuna!”
Otro que supo hacer las cosas y llenar la sala fue Néstor Frenkel, especialista en documentales risueños, y eso que el Centro Cultural San Martín cobra mucho más que una empanada. Su nueva película, “Después de Un buen día” toma un viejo fracaso, “Un buen día”, y repasa vida y milagros de sus partícipes: Enrique Torres, Andrea del Boca y su hermana Anabella, Aníbal Silveyra y (parece mentira) un club de fanáticos de aquella película, que era francamente un bodrio.
Antes del estreno, Frenkel paseó “Después de Un buen día” por varias ciudades, no sola, sino como centro de una retrospectiva completa (“Todo el año es Navidad”, sobre los hombres que trabajan de Papá Noel, “El gran simulador”, retrato del insuperable prestidigitador René Lavant, etcétera). Fue una gira exitosa, y ahora la nueva película y la retrospectiva estarán todo el mes en el San Martín.
De gira también anda “Italpark”, de Juan Carlos Domínguez, una investigación de aquel parque de juegos que despierta la nostalgia incluso en quienes nunca lo visitaron. Este mes se presenta en el Cultural Recoleta, el York de Olivos y otras salas, pero todavía no tiene fecha de estreno en sala comercial.
Detalle singular: tampoco van por circuito comercial dos de los principales ganadores del Bafici. “El placer es mío”, pintura de conflictos familiares y sexuales de Sacha Amaral, ganó el Gran Premio Internacional, pero solo se exhibe los sábados en el Cine Arte. Y “El cambio de guardia”, de Martín Farina, Gran Premio de la Competencia Nacional, solo se puede ver los sábados en el Malba.
Atención a este documental, que sigue a lo largo de varios años a un grupo de amigos. Se conocieron en 1977 haciendo la colimba en el Regimiento de Patricios, y desde entonces se juntan cada 22 de mayo de madrugada para asistir al tradicional cambio de guardia frente al Cabildo, y cada dos por tres para cumpleaños, asados y otras excusas. Hay un pelmazo que insiste en discutir de política e insulta y desea la muerte de quien le lleva la contraria, pero la amistad prevalece. Son argentinos.
Más sobre el sentido de lo argentino: en el Gaumont, “Semillas que caen lejos de sus raíces”, de Tomás Lipgot, que con su buen carácter de siempre registra conversaciones y confesiones de inmigrantes e hijos de inmigrantes chinos, que vinieron, como dice una, “del centro del mundo al culo del mundo”, y todavía se sienten entre dos mundos.
Y en Sala Lugones, “Mixtape La Pampa”, viñetas de Andrés Di Tella por la pampa bonaerense, partiendo del rancho donde vivió el naturalista Guillermo Enrique Hudson, hijo de gringos, que después se fue a Londres, pasó a llamarse William Henry Hudson y escribió entre otras joyas el nostálgico y meduloso “Allá lejos y hace tiempo”. Di Tella hizo el camino contrario: infancia en Inglaterra, sedimentación en la Argentina.
Por las salas chicas del Gaumont pasan también dos producciones sin mayor difusión: la hispano-argentina “Faro”, de Angeles Hérnández, filmada en las Baleares, drama de un viudo y su hija depresiva con pesadillas (hubiéramos preferido “La hija del viejito guardafaro”, que no se deprimía y conseguía novio) y el ensayo tucumano, entre místico y político, “Yakuman: hacia donde van las aguas”, de Pedro Ponce Uda.
“Una película parida por la Universidad Pública, hecha gracias a la vía digital documental del Incaa, con un equipo íntegramente formado por egresados, docentes y estudiantes de la Universidad Nacional de Tucumán (…) Quiero pensar este estreno como un pequeño acto de desagravio, en momentos donde tanto el cine como la Universidad argentina están en peligro”, ha dicho Ponce Uda.
Inmune a esos riesgos, “Camila”, de María Luisa Bemberg, celebra sus 40 años todos los jueves y domingos de junio en el Cultural San Martín. Ya la vio casi todo el país, en su momento llevó más público que “Juan Moreira”, y sigue convocando.
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