12 de junio 2002 - 00:00
"En literatura hay hoy una notable ausencia de ideas"
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Fernando Rodríguez Lafuente
Periodista: ¿Cómo ve a la literatura iberoamericana?
Fernando Rodríguez Lafuente: La veo en un momento excelente y diferente. Una vez pasado lo que se denominó maltrechamente el «boom», y que fue un período excepcional de la literatura iberoamericana, con García Márquez, Fuentes, Cortázar, Vargas Llosa, Cabrera Infante, Donoso que, además, recuperaron para lectores europeos y norteamericanos a escritores que no habían sido suficientemente valorados, como Rulfo, Borges, Bioy y Onetti. Ese «boom» no sólo establece a un grupo de escritores, sino arrastra los grandes nombres que les precedieron y coloca a la literatura latinoamericana en uno de los primeros lugares de la atención mundial literaria.
P.: ¿Qué ocurre después?
P.: En América Latina se han dado sucesivos pequeños booms, el de la literatura chilena, el de la mexicana con la generación del crack, y ahora con los nuevos escritores colombianos.
F.R.L.: Si, en Colombia un ejemplo es Fernando Vallejo con «El Desbarrancadero» y «La Virgen de los Sicarios», que pasó al cine. Pero el boom a veces es muy aleatorio, las obras siempre están ahí y lo que cambia es el foco de atención, por ejemplo ahora sobre la literatura colombiana. La lengua rompe las fronteras, y eso es bueno en estos tiempos, sobre todo en Europa donde vuelven a ser una amenaza los nacionalismos.
P.: ¿Cuál es el desafío para las letras hispanoamericanas?
F.R.L.: Las lenguas literarias del futuro tienen un gran reto porque, en un mundo como al que se va, van a ser grandes espacios de creación lingüística en grandes áreas. Y el área lingüística del español es formidable, pero sólo va a ocupar su lugar en el mundo si se fortalece, si no se da por países sino de forma global y efectiva, como pasó ya en el universo de lengua inglesa. En los suplementos del «Time» o del «New York Times» no hay distingos entre los países, se habla de escritores en inglés, se trate de un hindú, norteamericano o australiano es literatura en inglés. Lograr algo semejante sería una enorme conquista de la literatura en español. Al final lo que se va a ver es en qué lengua cada uno se expresa. Y en esa lengua literaria, desde fines del siglo XX, las dependencia e influencias son mutuas. En España tenemos que darnos cuenta que el gran empuje de la literatura en español en el siglo XX fue gracias a la difusión de la literatura latinoamericana. Y ser conscientes que, de los 400 millones de hablantes en español, 9 de cada 10 están en este lado del Atlántico, por tanto el español hoy es ya una lengua americana.
P.: De la literatura actual de España, ¿a quién destacaría?
F.R.L.: Podría dar un caso, el de Antonio Muñoz Molina, sobre todo en su última obra, «Sefarad», de mucha enjundia. Acaso el caso de Muñoz Molina sea interesante porque ha reconocido más influencia de Borges -una sombra que todos llevamos encima-o de Onetti, que de escritores españoles, como había sido el caso habitual en la literatura española. Esto muestra tanto las nuevas tendencias en la literatura en España como un fenómeno de mestizaje. Vale recordar que la literatura española ha sido hasta no hace mucho muy endogámica. Hoy hay mas influencia de la literatura latinoamericana que de autores españoles.
P.: ¿Cómo ve la situación de una industria editorial donde se han dado grandes
concentraciones?
F.R.L.: No hay que dramatizar, el espacio es tan amplio que pueden convivir todas las fórmulas. En España, donde esto es semejante a lo ocurrido aquí, surgieron no pequeñas editoriales sino editoriales que plantean sus objetivos en un determinado tipo de libro, y que tienen un público porque lo han buscado. El mexicano Gabriel Zaid, extraordinario ensayista, decía que probablemente haya dos tipos de escritores: uno que busca tener cientos de miles de lectores en 100 días, y otro que busca cientos de miles de lectores en 100 años. Hay editoriales que buscan público y otras que buscan lectores. El atosigamiento de las grandes editoriales no lastimaría la creación literaria en la medida que pueda haber la alternativa de ese otro tipo de editoriales. En cultura, hay una fórmula que prácticamente todo el mundo admite, que la cuestión es sumar y no restar. Sumar esfuerzos, perspectivas, tendencias y tener un abanico más amplio de la complejidad de la realidad.
P.: ¿Qué le criticaría a la literatura española actual?
F.R.L.: Está bien hecha, bien construida, con oficio, como si los autores hubieran pasado por talleres, pero en la que se advierte una notable ausencia de ideas. No hay relación con la gran novela europea de principios del siglo XX, la de Thomas Mann o Musil. No hay visión del mundo, hay pequeños mundos espléndidamente narrados pero ausentes de cosmovisión. Vale recordar la perspectiva que buscaba Cortázar: donde coloco el foco para mirar, ese foco desde donde el novelista intentaba explicar el mundo, acertara o no. Hoy parece que nadie se atreviera a arriesgar una visión del mundo y prefiriera ofrecer pequeños mundos escritos de manera muy concienzuda.
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