7 de mayo 2002 - 00:00
Festival de estandartes para Mundial de Fútbol
-
Estas son las 10 mejores películas basadas en hechos reales: por dónde verlas
-
Los artistas se expresaron por el Día de la Memoria: "No es día de debate ni discusiones"
Roser Bru (Chile), Agueda Dicancro (Uruguay), Alex Fleming (Brasil) y Carlos Runcie Tanaka (Perú); Jorge Alvaro, Carolina Antoniadis, Mildred Burton, Diana Dowek, Zulema Maza y Clorindo Testa son algunos de los latinoamericanos participantes.
El tema de esta propuesta es Arte para la paz, con la convicción de que el arte ha unido a los seres humanos desde que nuestros antecesores pintaron las cavernas de Altamira y de Lascaux, veintidós mil años atrás. El arte ha sobrevivido al tiempo y a las luchas y divisiones de los hombres, porque es el denominador común más alto de la especie humana, su inagotable yacimiento de concordia.
La tradición milenaria del estandarte es un símbolo festivo para los habitantes de Corea, acostumbrados a este tipo de exhibiciones, que ellos realizan al aire libre porque permite a la obra una independencia y una libertad que un espacio cerrado no siempre lo logra, y que se continúa con lo que hoy llamamos esculturas públicas.
Todas las culturas han desarrollado sus banderas y estandartes con funciones muy similares en las diferentes sociedades de todo el mundo. Pueden verse ya en manuscritos de la antigua China; vinculados al uso militar, los estandartes indicaban rango o amenaza frente al enemigo, pero también aparecían en templos y procesiones religiosas.
En Occidente, los estandartes fueron incorporados, en el tiempo de las Cruzadas, bajo la influencia árabe. Esa región tuvo estandartes ya en el siglo VII, antes del ascenso del Islam, cuya censura para con el arte figurativo estimuló la realización de estandartes con modelos abstractos y diseños caligráficos.
El desarrollo de la heráldica en Occidente puso en evidencia la importancia del potencial simbólico para las manipulaciones del poder político, que buscaba fundamentar su jerarquía en privilegios y tradiciones, a través de guerras y asesinatos.
Del siglo XII al XV, los símbolos intentaban justificar las divisiones sociales, los títulos y privilegios, normalmente mal habidos.
Las Cruzadas y sus consecuencias en Europa produjeron modificaciones. Los emblemas se incluyeron en los estandartes y en otros elementos como los yelmos o las armaduras.
El término banner, derivado del latín bandum (imagen) y del gótico bandwa (símbolo), significa «el estandarte del monarca y símbolo de caballeros».
La heráldica investiga significados en el sistema de comunicación de las banderas y escudos de armas, que no sólo servían para la defensa durante el combate y los torneos, sino que eran también importantes signos del poder social y político.
Más tarde, en los costados de los barcos de guerra se convirtieron en una primera línea de defensa contra los ataques de los enemigos.
Desde fines del siglo XII, se comenzaron a colocar banderas en las embarcaciones para identificarlas. Aunque, desde ya, los primeros diseños no se referían a la nacionalidad en el sentido moderno.
Sólo más tarde, con la divulgación de los principios democráticos de la modernidad -pensemos en las guerras civiles en Inglaterra, a mediados del siglo XVII y luego la Revolución Francesa (1789)- se dieron las condiciones para la aparición de la bandera como símbolo de una nación, por encima de los conquistadores regionales, grupos armados o religiosos.
•Historia
En esta larga historia hay muchas banderas famosas: como la del «Dragón», usada por miles de años, con pequeñas variaciones, desde Persia al Sudeste Asiático y luego a Gran Bretaña. El legendario rey Arturo la llevó en honor de su padre.
Recordemos también el «Estandarte de las nueve colas», de Genghis Khan; «Oriflama», el de Carlomagno; el de Juana de Arco, fue llevado a la catedral de Rheims, en ocasión de la coronación de Carlos VII (1529); y el de Iván el Terrible, Iván IV (1530-1584).
En el XX, «Charkha» la bandera de Gandhi simboliza las aspiraciones de independencia y liberación de la India.
Desde tiempos remotos, las banderas han aludido a los orígenes y fines de una agrupación civil o política. De algún modo, los sujetos que se integran o comparten ideales convierten a los estandartes en símbolos de una ideología.
Hoy, los antiguos «torneos» se han transformado en los grandes eventos culturales de las ciudades modernas y el arte desempeña un papel especial en todo el mundo contemporáneo.
En el campo del arte, las banderas han sido apoyo formal para grandes artistas, como en «La leyenda de la Cruz», 1452-'66, fresco de Piero della Francesca; «El triunfo de César», 1486-'92, de Andrea Mantegna, en el Renacimiento.
En el XIX, «La libertad guiando al pueblo», 1830, de Eugenio Delacroix; o « La calle Saint-Denis, Fiesta del 30 de junio», 1878, de Claude Monet.
En el XX, Jasper Johns, representó el debate de territorio e identidad: «Bandera en campo naranja», 1957.
El estandarte se ha ido incorporando a las artes visuales como parte de los discursos, como en Daniel Buren (París) y Vito Acconci (Nueva York), entre otros.
En la muestra «2002 Festival de Estandartes Buenos Aires-Seoul», cada estandarte puede ser considerado como una obra de arte singular, pero desde la perspectiva del conjunto representan las retóricas de todas las tendencias: desde la figuración crítica y lo surreal hasta la geometría sensible y lo conceptual.
Dejá tu comentario