Departamento Chicoana, Salta, 2009. Jana Richter, joven documentalista alemana, presenta a la paisanada el film que hizo allí mismo un año antes, “Gauchos. El que no sube no se cae”, título que alude a los primeros esfuerzos de un criollito para andar a caballo. Lindo registro de la vida cotidiana en los Valles Calchaquíes, tan cálido y sencillo como la gente de pueblo captada por la cámara. Después Richter filma en Bolivia, Cuba, Mongolia y Nagorno Karabakh, es una trotamundos muy agradable.
"Gaucho gaucho": una visión estadounidense de nuestras tradiciones
Se estrena hoy el documental de Michael Dweck y Gregory Kershaw, una película de exquisita fotografía pero de narrativa algo compleja, estilizada, y música poco acorde a lo que se muestra
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De nuevo Chicoana, y también Guachipas y San Carlos, 2023. Michael Dweck y Gregory Kershaw, cineastas norteamericanos, filman “Gaucho gaucho”, expresión tomada de un niño que sueña con ser muy, muy gaucho como su padre, que le va enseñando algunas tareas propias del campo. El tema es el mismo, la gente que conserva y transmite sus tradiciones, pero esta vez el registro no es tan sencillo, mejor dicho, no es nada sencillo. Está fuertemente estilizado y un tanto desnaturalizado, con situaciones y charlas algo forzadas. Todavía no lo han mostrado a los lugareños, pero se sabe que esa estilización fascinó a los públicos de festivales tan distintos como el Sundance y Locarno, y es probable que acá ocurra algo similar, ahora que se estrena en salas comerciales.
“Experimente la indómita belleza y el espíritu de lucha del Noroeste Argentino”, decía la publicidad con que los autores anunciaron su obra en el Sundance Festival de este año. Y la presentaron acompañados por dos personas bien criollas, don Taty Gonza, domador y faenador, y su hija Guadalupe, que sigue sus pasos en las jineteadas locales. Ella es casi la protagonista del film, y la única que tiene un esbozo de historia. El niño antes mencionado y otras personas aparecen prácticamente como viñetas sin mayor continuidad. Eso sí, algunas de esas viñetas son dignas de memoria y valen por sí mismas, como, por ejemplo, el plano de un baile bajo la enramada, donde un viejo de 83 años se luce en la chacarera mientras al fondo se ve a la concurrencia bebiendo o preparando el asado.
La fotografía de ese momento, y de todo el film, es una exquisitez, con un blanco y negro de alto contraste a la manera de Pedro Raota o Ansel Adams que convierte los cerros, las nubes, y los hombres en cuadros dignos de verse en pantalla grande. La banda sonora, en cambio, es un verdadero antojo, que empieza con un dueto de “Los pescadores de perlas” acompañando el galope de tres hombres, entromete sin razón piezas folklóricas de otros países, y culmina con “La balsa”, cuya letra no condice para nada con lo que se está mostrando, ya que esos paisanos no se sienten solos ni abandonados ni piensan irse a navegar (o lo que esto signifique en la vieja jerga rockera). Más adecuado parece, dentro de todo, “Un di felice” en la escena donde la chica logra mantenerse sobre el lomo de un bagual ante la vista de los demás pobladores.
Detalles finales. La empresa de Dweck & Kershaw se llama Beautiful Stories. Con ella ya hicieron “The Last Race” (fieles de un autódromo abandonado de Long Island), “Los cazadores de trufas” (viejos del Piamonte que recolectan trufas blancas en lugares que solo ellos conocen) y la que ahora vemos, y cuyo afiche remite a las viejas películas de vaqueros. Aparte, para quien todavía no lo sepa, en el Festival de Doma y Folklore de Jesús María hace rato que hay competencias de jineteadas femeninas. Así es como evolucionan las tradiciones.
“Gaucho gaucho” (EE.UU., 2024); Dir.: Michael Dweck & Gregory Kershaw; documental.
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