10 de mayo 2002 - 00:00
Intriga policial que supera a flojo guión
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«Ni vivo...ni muerto» es un drama de connotaciones policiales, jugado en el encierro de unos pocos personajes, y unos pocos datos. Tiene, al menos, final feliz, detalle que vale la pena señalar, ya que la obra se ambienta a fines de 1980 en Buenos Aires. Para obtener la libertad de su esposa, un profesor de matemáticas debe colaborar con un grupo de tareas. El problema es que dicho grupo trabaja en primer lugar para sí mismo (lo que eufemísticamente llaman «el negocio de los huéspedes»), pero uno de sus miembros ha mejicaneado cinco millones de dólares, un gesto que, lógicamente, dificulta la convivencia (bueno, peor hubiera sido en 1981). Aplicando la lógica, el profesor debe entender de qué se trata, y, si es posible, cómo recuperar la plata.
Ruiz consigue intrigar con pocos elementos. Lástima que la intriga supere al libreto. Interesante, pero impreciso, el relato va perdiendo convicción. Lo salvan los actores, con Edgardo Nieva a la cabeza, y la sincera empatía del autor con sus temas recurrentes: la aventura del hombre común ante las fuerzas de la prepotencia y la conveniencia propia, y la responsabilidad de cada uno ante su amor -algo que trasciende en el tiempo.
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