«Herencia» (Arg., 2001, habl. en esp.) Guión y dir.: P. Hernández. Int.: R. Cortese, A. Witzke, M. Adjemian, H. Anglada, J. Díaz, M. Ricci, Cutuli, O. Alegre, G. Tenenbaum, C. Portaluppi.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
D oña Olinda es una señora muy seria, dueña de un restaurantito de barrio al que sólo visitan sus fieles y algún insistente con malas intenciones. Un buen día, se le aparece un joven por error. Cruzó el océano buscando a una chica, pero confundió la dirección y ahora está perdido. Encima, qué argentinos, le robaron. Igual, en una de esas la chica ya no lo espera. En cambio, ese día a doña Olinda la esperaban los recuerdos, agazapados atrás de esa pequeña confusión. «Herencia» es, simplemente, la comedia sentimental de dos personas de distintos países, distinta edad, distinto sentido del humor, y similar experiencia, que no van a juntarse, pero van a encontrar, casi al mismo tiempo, otras posibilidades en sus vidas. Ya se sabe, siempre hay una segunda oportunidad, una segunda opción, una ocasión de cambio... Cuestión de animarse. Lo mismo, algunos de los parroquianos, y el rezongón del mozo.
Parece poco, y sin embargo atrapa. Porque «Herencia» es, sobre todo, una historia sobre esa clase de gente que uno gusta conocer y ayudar, o que por lo menos gusta prestarle atención, aunque sea desde la mesa del fondo, y simpatiza con sus sueños, sus problemas, y sus alegrías.
No pasa nada extraordinario, nada novelesco, no hay drama ni mayor romance, y sin embargo uno se termina emocionando un poco con lo que les pasa. Porque la historia es chica, pero trae resonancias. Es sencilla, pero también honda. Y es muy simple, como un fragmento de vida, pero es precisamente así, como la vida.
Y en lo formal es apacible, sentida, tiene lindos diálogos, está muy bien actuada, y muy bien hecha, sin estridencias ni golpes de efecto. Es decir, tiene el estilo que pedía la historia, que más convenía a sus personajes, y que el público agradece. Vale la pena verla. A resaltar, los nombres de Paula Hernández, autora, Rita Cortese, al fin protagonista, Adrián Witzke, que viene de afuera, y Héctor Anglada, que se ha ido.
Dejá tu comentario