El director Mariano Cattaneo regresa a los cines el próximo jueves con “Nadie va a Escuchar tu Grito”. Se trata de un slasher nacional -un subgénero del terror- que se sitúa en el Mundial de Italia 1990 en las calles de Bernal, localidad de la provincia de Buenos Aires. Mientras los vecinos están hipnotizados con los partidos de Argentina, alguien aprovecha para cometer brutales asesinatos. Gritos, muertes tan absurdas como violentas y mucha sangre.
Mariano Cattaneo revitaliza al cine de terror nacional con "Nadie va a Escuchar tu Grito": "Está bueno hacer otros géneros sin perder nuestra identidad"
Este jueves, el director y escritor vuelve a los cines con un slasher -subgénero del terror- que llena de gritos y sangre las calles de Bernal.
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El director Mariano Cattaneo presenta "Nadie va a Escuchar tu Grito".
No todos están compenetrados con el Campeonato del Mundo. Micaela (Sol Wainer), es una adolescente que se hace cargo de la disquería familiar mientras sus papás están de viaje. La muerte inesperada de un vecino llama su atención y, gracias a sus amigos, descubre que no ha sido la única del barrio. Dicen que el que busca, encuentra. La adolescente descubre que el asesino está vinculado a su trabajo a través de una mezcla que ella misma creó y vendió.
Con cada partido, aparece una nueva víctima, y mientras junto a su amigo Tomás (Byron Barbieri) intentan descubrir su identidad, Micaela ignora un detalle crucial: ¿Cuántos partidos quedan antes de que sea su turno?
“Nadie va a Escuchar tu Grito” revitaliza el cine de terror nacional
Cattaneo ama el terror desde los 8 años. Escribió cuentos juveniles y dirigió la adaptación de "La chica más rara del mundo" (2021), una de sus obras. Aunque este género lentamente cobra más fuerza en el cine argentino, hasta el momento no habían aparecido slashers en nuestra pantalla grande -sí tiene una presencia fuerte tanto en Estados Unidos como Canadá-. Sin embargo, todo cambia con la llegada de “Nadie va a Escuchar Tu Grito”.
Pero ¿qué es un slasher? ¿En qué consiste? Se trata de una rama del terror que se centra en un asesino, cuya identidad se desconoce, que persigue y mata a un grupo de personas, generalmente jóvenes. “Mi desafío como amante del género era ‘¿cómo puedo hacer un slasher en Argentina y que sea argentino?’”, cuenta Cattaneo en diálogo con Ámbito.
El director no solamente exploró y jugó con las reglas de este universo, sino que además encontró la forma de nacionalizarlo. “Solo puede suceder en ese barrio durante el Mundial de Italia '90, porque el argentino es un fanático del fútbol y cuando juega Argentina se meten todos en sus casas y las calles quedan desiertas”, agrega el director. La elección temporal no es casualidad, al igual que su locación, ya que Cattaneo nació en Bernal. Siempre fantaseó con la idea de rodar en las calles de su infancia. Con esta historia lo hizo.
Periodista: Volvés al cine con un slasher, ¿qué desafíos tiene en particular este subgénero?
Mariano Cattaneo: No es un capricho el slasher en “Nadie va a escuchar tu grito”. Estamos muy acostumbrados a que sea un género de una cultura norteamericana. Era muy importante, a la hora de escribir, poder trasladar esas reglas, pero que se sienta nacional y no esté forzado, que vos digas “creo que este tipo salió a matar, pudo haber sucedido en las calles de Argentina”. Eso fue el desafío total y me parece lo más rico que tenía para contar.
P.: Y lo hiciste en tu barrio, les diste protagonismo a tus orígenes.
M.C.: Conozco el barrio y fue muy buena onda con nosotros. Es una película independiente, la cual tiene un presupuesto reducido, pero es ambiciosa en sí porque no son tres personajes en una casa. Hay un montón de locaciones, de personajes. Hay asesinatos en las calles y adentro. Hubo un día que teníamos que filmar una muerte nocturna, que arrancaba con un plano cenital, teníamos mucha visual de las calles. Entonces, empecé a ir timbre por timbre a las casas a decirles “voy a hacer esto tal día, ¿podrán guardar la camioneta en otro lado?”. Lo compartieron en un chat barrial y me liberaron los autos en dos cuadras. En eso ayudó un montón el barrio, fueron muy colaborativos.
P.: La película tiene una identidad muy marcada no únicamente por donde transcurre, sino también en la época en la que tiene lugar. ¿Por qué elegiste pararte en esta línea temporal?
M.C.: Primero, Bernal se quedó anclado en los '90. Esos tipos de chalé, las tejas, la piedra, el pastito, como esos pueblitos de los slasher, cerraba todo, y además me encantaba relacionar Bernal con un slasher argentino. Por otro lado, quería contar que en los '90 la desinformación que teníamos era abismal. La gente ignora por completo lo que pasa porque está el Mundial. El tipo al lado podía estar matando gente y vos no te ibas a enterar de nada porque las redes sociales no existían. Entonces digo, dentro de todo el lío que hay, la pantalla del fútbol por sobre todas las cosas, estos dos personajes están hablando de otra cosa. Me parecía vital para el realismo. La muerte ajena es algo que pasa de costado mientras que no te toque a vos. Menos si estabas en un micromundo personal como el de Micaela que trabaja en su disquería. Está muy metida con eso, no le importa el fútbol. Recién compra el diario cuando se entera de la noticia. Me parece que estaba bueno porque nos pasaba eso. El que vivió en los '90 sabe que no tenía toda la data, no es como hoy en día.
P.: No solamente jugás con esta desinformación que había en los '90, sino que también le das un simbolismo a lo analógico. No es un capricho que sea un slasher ni mucho menos que transcurra en esta época. Por ejemplo, a partir de los casetes, Micaela se conecta con el asesino.
M.C.: Lo analógico no es un decorado, no es que puse el casete en el póster porque es canchero y estaba buenísimo, no. Todo lo que está ahí es vital para la historia. El casete que ella compiló es un arma, que va a empezar a apuntarle a ella. Todo lo analógico que se ve ahí es funcional con la historia. Todo lo que aparecía no era un “vamos a copiarlo como "Stranger Things", que los '80 están buenísimos”. No podía pasar en otra época, tenía que pasar ahí, en ese momento, durante ese Mundial, con esos elementos porque van a ser fundamentales. De acá se va a desprender el conflicto de la historia.
P.: Y contás esta historia a través de una adolescente que junto a su amigo se propone seguir los pasos de este asesino, ¿por qué elegiste darle lugar a una perspectiva más juvenil?
M.C.: Me interesa mucho la idea del crecimiento forzado. O sea, el fin de la adolescencia, que es cuando un hecho inesperado te obliga a crecer de golpe sin todavía tener todas las herramientas desarrolladas o maduradas. Micaela se mete sola en esto, algo que va a terminar siendo peor para ella y para su entorno porque no está con todas las flores ya florecidas. Todavía le faltaba madurar para poder haber enfrentado las cosas como debería haberlo hecho. Para mí, después de esto, va a ser una mujer completamente distinta.
P.: “Nadie va a Escuchar tu Grito” llega para alimentar el género de terror que lentamente se va consolidando en nuestro cine, ¿qué te genera esto?
M.C.: A mí me gusta contar historias y me gusta que tengan una identidad, no importa lo que estemos contando, tiene que estar atravesada por nosotros, yo siempre digo eso. “Cuando Acecha la Maldad” es un paréntesis enorme, es una bomba atómica, pero dentro de esa bomba atómica y universal, no dejó de contar una historia que sucedía acá, es el arte no tratando de imitar. Entonces, me gustan las películas que de alguna manera tienen algo nuestro, pero no frontal, no es que tiene que aparecer un mate sí o sí, sino si la historia lo pide, lo hacemos. Contemos lo que tenemos que contar, pero sin perder identidad. Está bueno hacer otros géneros y ver cómo funcionan acá, o cómo hacemos que funcionen acá, ahí está la clave.
P.: ¿Qué te gustaría que le pase al público?
M.C.: Uno quiere que el público la quiera, o que pase un buen rato. Hay muchas preocupaciones, más allá de la película, de cómo llegar, cómo moverse, sobre todo eso. Quiero mucho la película y espero que se reciba de esa forma.
"Nadie va a Escuchar tu Grito" llega a las salas para reafirmar la fuerza del terror nacional, pero también para darle la bienvenida a la era de los slashers argentinos.
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