Roma (ANSA).- Con Massimo Girotti, fallecido ayer, desapareció el último de los representantes de ese cine italiano vinculado a los grandes nombres del pasado como Alessandro Blasetti, Mario Camerini, Pietro Germi, Vittorio De Sica, Giuseppe De Santis, Roberto Rossellini, Pier Paolo Pasolini y, sobre todo, a Luchino Visconti, quien lo empleó a lo largo de toda su obra.
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Girotti, nacido el 18 mayo de 1918 en Mogliano, atravesó media historia del cine italiano.
Estaba dotado de una enorme belleza y de un más que discreto talento interpretativo (fue capaz de medirse con Marlon Brando en el insoportable diálogo ante un ataúd en «Ultimo tango en París»). Actuó en más de cien películas a las órdenes de los más y menos grandes directores europeos y al lado de las actrices más fascinantes como Isa Miranda, Clara Calamai y Alida Valli, entre otras.
Descubierto a los 21 años por Mario Soldati, quien le confió el papel del tímido noviecito en «Dora Nelson», Girotti se encontró por primera vez con Visconti en 1940 en «Tosca» con Imperio Argentina. Visconti lo convocó luego para «Obsesión», «Senso» y «El inocente». Otras de sus muchas películas fueron «Margarita de la noche», de Autant Lara, «El largo camino de un año» de De Santis, «La bestia humana», que hizo en la Argentina a las órdenes de Daniel Tinayre (1957), «Teorema» y «Medea» de Pasolini, «El otro Sr. Klein» de Joseph Losey y «Pasión de amor» de Ettore Scola.
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