16 de diciembre 2020 - 00:00

Una buena para la música: editan inhallables de rock

En el caso del "Rey" son sus registros de 1970 en Nashville, que habían sido retocados y censurados. Y del músico de Georgia apareció álbum perdido.

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El rock and roll tiene mucho para festejar este mes. Para empezar, Sony lanzó el box set de cuatro discos de las últimas canciones que Elvis Presley y su banda grabaron en Nashville en junio de 1970. Se trata de una serie de sesiones maratónicas donde, con su estilo excéntrico, el Rey tocó todos los temas que alimentarían sus próximos tres álbumes, “That’s The Way It Is”, “Elvis Country” (“I’m 10.000 Years Old)” y “Love Letters From Elvis”. Dada su forma maratónica, los productores decidieron más tarde que cada uno de esos discos necesitaba retoques del estudio, que se hicieron sin Elvis.

En cambio, esta nueva caja “From Elvis In Nashville” tiene todos los temas tal cual fueron cantados por Elvis, incluyendo los que se convirtieron en hits, como “Snowbird” y “Patch it Up”, y también temas más raros de estilo gospel, como “I Washed My Hands In Muddy Waters”, “Got My Mojo Working” o el tema de Jerry Lee Lewis “Whole Lotta Shaking Going On”.

Para los fans, el encanto especial de estas sesiones en Nashville, sin retoques de estudio, radica en que fueron recuperadas con los falsos starts y las discusiones entre canción y canción, llenas de bromas y malas palabras que Elvis Presley usaba en confianza cuando estaba con sus músicos, pero que raramente saldrían de sus labios en público. Entre los cuatro discos de “From Elvis in Nashville” hay unos 60 tracks que contienen los temas que formaron parte de los tres álbumes ya mencionados, y muchos temas inéditos, y lo que tal vez sea más interesante, varias jam sessions que Presley usaba para entrar en calor en el estudio antes de comenzar con el trabajo en sí mismo. Entre estas zapadas se destacan dos que incluyen “Mistery Train” y “Tiger Man”.

Pero la gran sorpresa de este fin de año es el descubrimiento del álbum perdido de Little Richard. A principios de los ’70, comenzó la fiebre del viejo rock and roll que, por ejemplo, logró que Chuck Berry tuviera uno de sus mayores hits, “My Ding A Ling”. En ese momento las leyendas de los ’60 volvieron a ser convocadas, y Little Richard tuvo un nuevo contrato con Reprise Records para grabar varios álbumes. Todo anduvo bien con el primer disco, “The Second Coming”, que básicamente mostraba a Ricardito con sus viejos músicos tocando los típicos rocks que el público quería escuchar. Pero las cosas se complicaron con el segundo “Southern Child” con el que Richard Penniman (ese era su verdadero nombre, con el que firmaba sus composiciones) estaba tan entusiasmado que hasta posó para una portada en una increíble foto en la que está ordeñando una vaca.

Este era un disco personal donde Little Richard quería experimentar con los géneros que lo habían formado, como el blues y el country, para luego mezclarlos con el rock y hasta el funky. Además, sería su primer álbum concebido como tal y no solo un mero rejunte de singles. Pero eso no era lo que quería el estudio, y no hubo manera de que lo editara. El músico no pudo hacer nada legalmente y prefirió seguir adelante, dándole a su publico lo que pedía en sus incansables giras de la época.

Nadie supo más nada del álbum hasta que este año, el de la muerte de este gigante de la música popular, un sello independiente, Omnivore, encontró los tapes de Reprise, remasterizó los temas, y finamente lo lanzó el viernes pasado; sin dudas, es uno de los grandes descubrimientos de este 2020. Los 14 temas de “Southern Child” muestran a Little Richard en toda la dimensión de su talento y también explican la diversidad musical que hay dentro del rock. Además, exhibe a Little Richard burlándose de su propia ambigüedad sexual, ya que casi todas las letras, como las de “California “(Im Coming)” o “Sneak The Freak” tienen doble sentido picaresco, por decirlo de alguna manera. En cuanto al sonido, el disco demuestra que en su momento el artista quiso mostrarle hasta a los Rolling Stones cómo suena la verdadera música sureña.

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