11 de octubre 2019 - 00:01

Nobel de Literatura a Peter Handke y a la polaca Olga Tokarczuk

La distinción al famoso escritor austríaco, autor de "El miedo del arquero al penal", despertó polémicas por haber apoyado en su momento al dictador Slobodan Milosevic. Bosnia, Kosovo y Albania repudiaron ayer su elección.

ganadores. De Olga Tokarczuk, poco conocida fuera de Polonia, se publicará próximamente en la Argentina su primera novela traducida al español, Los errantes. La obra de Handke ganó mucha fama gracias a Wim Wenders.
ganadores. De Olga Tokarczuk, poco conocida fuera de Polonia, se publicará próximamente en la Argentina su primera novela traducida al español, "Los errantes". La obra de Handke ganó mucha fama gracias a Wim Wenders.

La escritora polaca Olga Tokarczuk ganó el Premio Nobel de Literatura 2018 por “una imaginación narrativa que, con pasión enciclopédica, representa el cruce de límites como una forma de vida”; y el escritor austríaco Peter Handke el de 2019 por “el influyente ingenio lingüístico con que ha explorado la periferia y la especificidad de la experiencia humana”. De esta forma la Academia Sueca fundamentó ayer el otorgamiento de ambos premios, con los que se puso al día tras haber pospuesto el año pasado su concesión tras el escándalo que llevó al marido de una integrante de la Academia a ser condenado por abusos sexuales y tráfico de influencias.

De esta forma, es incorrecta la comparación que establecieron ayer muchos medios en el mundo con lo ocurrido en 1974, cuando el Nobel de Literatura lo recibieron en forma conjunta los suecos Eyvind Johnson y Harry Martinson. En aquel caso fue una premiación compartida entre autores locales desconocidos fuera de su país, y además eran ambos miembros de la Academia. Presumiblemente, hoy esto constituiría (o debería constituir) otro escándalo ético (aunque el prestigio del Nobel, por razones misteriosas, siempre quedará incólume).

Pero, en tren de sumar escándalos, también hubo ayer otro cuando se reflotó el apoyo permanente que Peter Handke hizo del régimen genocida del serbio Slobodan Milosevic, llamado el “carnicero de los Balcanes”, al punto de que también concurrió a sus funerales. Así, personalidades de Bosnia, Kosovo y Albania criticaron duramente la atribución del Nobel de Literatura a Handke,

“Nunca pensé que tendría ganas de vomitar a causa de un premio Nobel” dijo el primer ministro albanés, Edi Rama, en Twitter. El miembro bosnio de la presidencia colegiada de Bosnia, Sefik Dzaferovic, declaró por su parte que la decisión era “escandalosa y vergonzosa”. “Es vergonzoso que el comité del premio Nobel deje de lado que Handke justificara las acciones de Milosevic y que lo protegiera, a él y a sus compinches, Radovan Karadzic y Ratko Mladic, que fueron condenados por los crímenes de guerra más graves, entre ellos el genocidio”, dijo Dzaferovic. Evidentemente, la nueva composición de la Academia distingue ahora la posición política de un escritor de su obra literaria, cosa que no ocurrió en los tiempos de Borges, quien sólo de manera transitoria, y seguramente por ingenuidad, apoyó el golpe de 1976 (posición que cambió de raíz tiempo después, al contrario de Handke con respecto a Bosnia). Handke, que además declaró en algún momento que el premio Nobel de Literatura debería desaparecer por su completa inutilidad, fue uno de los primeros sorprendidos cuando conoció su triunfo, y dijo que la Academia Sueca era muy valiente al concedérselo.

Handke, de 76 años, publicó más de 80 libros y es uno de los autores en lengua alemana más leídos e interpretados del mundo.

Su primera obra, “Los avispones”, es de 1966, antes de hacerse famoso con “El miedo del arquero al penal”, en 1970. El cineasta Wim Wenders la llevó al cine, iniciando una larga colaboración creativa entre ambos: el ganador del Nobel participó del guión de otro de los éxitos de Wenders, “Las alas del deseo”, que se inicia con su magnífico poema “Cuando el niño era niño”. Pese a que también Handke fue duro con respecto a su país natal, en Austria se recibió ayer jubilosamente la noticia del premio. Elfriede Jelinek, quien recibió el Nobel en 2004, dijo “¡Ya era hora! Debería haberlo recibido antes que yo”. Klaus Kastberger, uno de los mayores especialistas en la obra de Handke, está muy satisfecho de que el Comité Nobel no lo haya sancionado a causa de toda la controversia que ha provocado. El gobierno austríaco, por su parte, han optado por no recordar las frases duras de Handke respecto a su país, gobernado varias veces por la extrema derecha.

Olga Tokarczuk

Mucho menos conocida fuera de su país, la polaca Olga Tokarczuk es una de las autoras más jóvenes en obtener el premio Nobel (tiene 57 años). “Su obra maestra, hasta el momento, es la impresionante novela histórica ‘Los libros de Jacob’, de 2014, donde demostró la capacidad suprema de la novela para representar un caso casi más allá de la comprensión humana”, dijeron desde la Academia Sueca, en Estocolmo. Su salto a la consideración ocurrió con su tercera novela “Prawiek i inne czasy”, de 1996 (algo así como ‘Primitivo y otros tiempos’), obra la que los suecos definieron como “un excelente ejemplo de nueva literatura polaca después de 1989.

Su debut como escritora de ficción fue en 1993 con “Podróz ludzi Księgi”, que en castellano sería ‘El viaje de la gente del libro’. La editorial Anagrama comunicó ayer, al conocerse el fallo, que publicará en la Argentina su novela “Los errantes”.

Destacada por la Academia Sueca por una “imaginación narrativa” que “representa el cruce de fronteras como forma de vida”, Tokarczuk escribió esta novela presentada como “un libro inquieto e inquietante, hecho de ‘historias incompletas, cuentos oníricos’ subsumidos en un libérrimo cuaderno de viaje a base de excursos, apuntes, narraciones y recuerdos que muchas veces tienen como tema el viaje mismo”.

En la trama, un personaje tendrá que enfrentarse a la desaparición de su esposa y su hijo, y a su reaparición enloquecedoramente enigmática; otra protagonista es una mujer llamada Annushka, obsesionada por comprender los juramentos que profiere una pedigüeña, mientras que otro es el anatomista Philip Verheyen, que escribía cartas a su pierna amputada y disecada.

Tokarczuk, izquierdista y vegetariana, dijo ayer estar “muy orgullosa de ser la primera escritora premiada con esta nueva academia”, en referencia al proceso de reformas en la Academia Sueca, que significó la renovación de miembros y estatutos, y la inclusión de expertos externos en el comité de preselección.

La autora de “Los diarios de Jacob” y “Un lugar llamado antaño” contó en una conversación telefónica con un miembro de la página web de la Academia Sueca que recibió la noticia mientras manejaba hacia Alemania: “Quedé muy sorprendida y sigo muy sorprendida. No encuentro las palabras correctas para expresarlo”. “Todo esto es muy nuevo para mí -agregó-, cientos de mensajes y llamadas telefónicas. Me gustaría parar en un hotel o en algún lugar para tomarme mi tiempo para reaccionar”. La escritora tuvo palabras de elogio para Peter Handke, y dijo que ambos premios hacían foco en la Europa Central, una “zona hoy muy castigada”.

A pocas días de las elecciones polacas, el domingo próximo, la autora llamó a todos los polacos para que “voten a favor de la democracia”. Tokarczuk habló anoche en Alemania, donde se halla para sostener algunos encuentros con sus lectores. Congratulaciones a la escritora fueron expresadas en Polonia por las máximas autoridades, entre ellas, el ministro de Cultura, Piotr Glinski, que prometió reanudar la lectura de sus libros, en el pasado interrumpida. Tokarczuk nunca escondió su temor por la crisis de la democracia en su país y se comprometió en la defensa de los derechos de las minorías. Hace poco marchó con los vegetarianos.

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