5 de junio 2007 - 00:00
Obra de arte de platino y diamantes
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El artista británico Damien Hirst (autor de controvertidas «instalaciones», como
un tiburón en formol) junto a su último opus: la reproducción de un cráneo en
platino cubierto por 8.061 diamantes, que cuesta 100.500.000 dólares.
No hay peligro de que se descomponga, como al parecer comenzó a ocurrirle al primer tiburón de Hirst, el pomposamente titulado «La imposibilidad física de la muerte en la mente de alguien vivo», de 1991. Y su propietario podrá siempre venderlo como platino y diamantes, recuperando al menos parte de lo pagado en su día.
Sea como fuere, en esta nueva exposición, Damien Hirst, artista a quien el «Sunday Times» calculaba ayer una fortuna personal de 130 millones de libras (cerca de 260 millones de dólares), vuelve a «explorar, según su galería, los temas fundamentales de la existencia humana: la vida, la muerte, la verdad, el amor, la inmortalidad y el propio arte».
Una serie al óleo titulada «Birth Paintings» muestra en estilo casi hiperrealista el nacimiento por cesárea de su último hijo en 2005: son imágenes sin misterio -tomadas evidentemente de fotografías-del equipo quirúrgico que atendió a su mujer en plena acción en el quirófano. Otra serie, que Hirst contrapone a la primera, es la titulada «Biopsy Paintings», cuadros de gran tamaño basados en imágenes de biopsias de distintos tipos de cáncer y otras enfermedades terminales, que el artista cubre en parte de hojas de bisturí y cristales rotos.
Y están una vez más los citados animales en formol, como el tiburón titulado «Death Explained» (La muerte explicada), que el artista ha seccionado a lo largo del cuerpo en dos mitades para introducir luego cada una en un tanque de formol de tal forma que el espectador puede caminar por el pasillo entre los dos tanques y ver el interior del animal. Hay también dos vacas troceadas por la mitad, un tríptico con tres ovejas desolladas y crucificadas, que pretenden representar «la visceral brutalidad de la muerte de Cristo» y otra «escultura» animal titulada «San Sebastián», consistente en un ternero atravesado por flechas y atado a una columna.
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