18 de noviembre 2019 - 00:00

"Óxido": frustración en un consultorio

Una pieza con algo de delirio, con momentos humorísticos.

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La acción transcurre en un consultorio odontológico al que Inés asiste, presuntamente, por un diente roto, aunque va en busca de un antiguo amor de la infancia, Gastón, tenista frustrado y hoy dentista. Sin embargo, él de inmediato la deriva a su socio y amigo Mauro, quien la tratará con toda la delicadeza que esta mujer sensible requiera. Para eso se valen de lo que en un principio suponemos es una mascarilla con anestesia, pero más tarde se verá que se trata de otra cosa. La historia de amor entre estos tres seres oxidados por la soledad muestra la batalla contra el dolor, neutralizado en un caso con alcohol, en otro con drogas y sobre el final con risa desorbitada. Gastón, mentiroso o acaso fantasioso, se arma su vida como quisiera que fuese y hace lo propio con las vidas de los otros, a riesgo de lastimarlos. Estas criaturas despiertan compasión y empatía, conmueven cuando se esfuerzan por amortiguar ese hondo y profundo vacío, aunque para eso se sometan en ocasiones al maltrato.

Además de la historia medular, aparecen otros cuentos que, como satélites, orbitan y enriquecen la totalidad, por caso, el mirar por la ventana y encandilarse por la belleza de una modelo de un cartel. Las fantasías que despunta y la historia de quien se tiró del balcón son desopilantes. Muy buenos los intérpretes, la puesta dinámica que dispone al trío protagónico en los diferentes espacios y también la clara intención del director Gonzalo de Otaola de darles siempre una acción. Lo único reprochable son las transiciones en apagón que se vuelven algo extensas, aunque no duren mucho, pero dejan en ascuas al espectador proclive a la dispersión.

Hacia el final se revela que el óxido que da nombre a la obra alude además a la droga de la risa, llamada óxido nitroso.

=Óxido. Dramaturgia y dirección: G. de Otaola. Int.: G. Berthold, N. Santiago, G. Serre. Viernes a las 22. Espacio Callejón.

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