17 de julio 2003 - 00:00

Piratas de última generación

Escena del film
Escena del film
«La maldición del Perla Negra» («Pirates Of The Caribbean: The Curse of The Black Pearl», EE.UU., 2003, habl. en inglés). Dir.: G. Verbinski. Int.: J. Depp, G. Rush, O. Bloom, K. Knighley y otros.

Quizá algunos de los espectadores naturales de «La maldición del Perla Negra» se sorprendan de que «pirata» signifique otra cosa además de esos archivos de música o cine que bajan a diario de Internet (universo en el que esta misma película podría estar incluida). Esa generación ni siquiera comparte, con la precedente, los fervores anticolonialistas que modernizaron la expresión años atrás, y que la tapa de «Crónica» empleó en abundancia durante Malvinas. «Piratas», hoy, son sólo los CD's y los programas de computadora de Parque Rivadavia, y sus propios coleccionables mp3. A esa generación, que no pasó por la colección «Robin Hood» ni por los continuados, va dirigido este nuevo producto de la Disney.

Desde luego, ya no se trata de parodiar un género vetusto; eso ya lo hicieron hace medio siglo Burt Lancaster y su ladero Ojo en «El pirata hidalgo» de Robert Siodmak, que recreaba divertidamente las aventuras de Douglas Fairbanks y Errol Flynn, o hace veinte años Roman Polanski en la fallida «Piratas» con Walter Matthau.

El resultado es ahora un entretenido híbrido que sólo remite exteriormente al género clásico, un tapiz de fuentes muy distintas que tiene tanto de Indiana Jones o de las películas de zombies como de las aventuras tecno-fantásticas de Tim Burton, director en quien siempre se pensó cuando se encaraba el proyecto, y que finalmente ejecutó Gore Verbinski, de quien se suele mencionar, como lustroso antecedente, la versión americana de «La llamada», y se calla piadosamente «La mexicana».

Invirtiendo el circuito habitual, «La maldición del Perla Negra» tiene como punto de partida una de las atracciones más clásicas del parque temático de la Disney en «Magic Kingdom»: esta vez, son los entretenimientos de Orlando los que inspiran al cine y no al revés. En los EE.UU. ya es pasatiempo nacional establecer similitudes y diferencias entre los personajes del juego y los de la película.

Protagonizan la aventura el pirata solitario Jack Sparrow, encarnado por un Johnny Depp tan romántico como sexualmente ambiguo; la bella Elizabeth Swann (Keira Knightley), hija del gobernador de Port Royal ( Jonathan Pryce), a quien su padre quiere casar con uno de sus antipáticos subordinados, y cuyo corazón se inclina por el noble herrero Will Turner ( Orlando Bloom, el Legolas de «El señor de los anillos»).

Sin embargo, ni el conflicto sentimental ni los pillajes tienen mayor importancia en relación al centro de la película, la travesía del «Perla Negra», la nave fantasma comandada por el amotinado Barbossa (
Geoffrey Rush), que tiene la particularidad de que todos sus tripulantes, incluyendo al líder, son muertos-vivos, almas en pena que buscan romper el hechizo que le da sentido al argumento, y que por supuesto involucra a Jack, a Elizabeth y a Will.

La película es entretenida, su sentido del humor es bueno, y desde luego abunda en efectos especiales de última generación, prodigados en la caracterización de los condenados. Tiene buenas coreografías de enfrentamientos a espada y un lucimiento especial en las escenas de acción. Detalle a tener en cuenta: es demasiado larga (dos horas y veinte) como para mantener siempre vivo el interés del público adulto, al que también pretende abarcar.

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