19 de octubre 2001 - 00:00

Sólo si le gusta meter los dedos en el enchufe

Chopper.
"Chopper".
«Chopper» (Australia, 2000. Habl. en inglés.) Dir.: Andrew Dominik. Int.: Eric Bana, Simon Lyndon, David Field, Dan Wyllie.

Lo mejor que se puede decir de «Chopper» es que en términos cinematográficos es lo más parecido a meter los dedos en el enchufe durante poco más de 90 minutos. Para buena parte del público esto quizá no sea la mejor idea de entretenimiento, por lo que estamos hablando de una cualidad que también puede percibirse como un defecto. En todo caso la respuesta no es tan obvia, ya que «Chopper» se basa en una serie de libros autobiográficos, todos grandes bestsellers en Australia, en donde el propio asesino serial relata sus experiencias absurdas y ultraviolentas.

Con la posible excepción del chanchito Babe, todos los personajes populares del cine australiano parecen almas torturadas como Mad Max o Perro Rabioso Morgan. A esta última tradición de criminales legendarios pertenece Chopper, hombre capaz de automutilarse las orejas para salir de prisión y pasar a la existencia más tranquila del hospital penitenciario, o de cortarles los dedos de los pies a sus enemigos.

El realizador de clips Andrew Dominik le dio a esta historia verídica -o al menos tan verídica como pueden ser las mentiras surgidas de la mente enfermiza de un asesino mitómano-un tono un tanto burdo, tanto en las actuaciones como en el estilo narrativo y en la estética de las escenas clave, siempre con algún elemento visual de más, desde la fotografía subexpuesta al tratamiento alucinatorio de la banda de sonido.

Sin embargo, no se puede dejar de reconocer que en los momentos más angustiantes de su film, la fina línea entre la comedia negra y el auténtico horror se mezclan con una fuerza inusitada. Ver un convicto, aislado en su horrible mundo carcelario, permaneciendo de pie atónito mien-tras un supuesto amigo lo acuchilla una y otra vez, es un momento intenso que ningún fan del cine negro, el gore y el film de psicópatas querría perderse (a diferencia de todo el resto de la platea).

Cuando alcanza estos momentos,
«Chopper» luce como posible candidata a film de culto, pero cuando sus trazos de humor negro se vuelven más gruesos la tensión decae y sólo quedan unas groserías sin mucha sustancia. Pero en el triste panorama light del cine actual hasta las asquerosidades más gratuitas de «Chopper» pueden aportar algo, al menos para quien se sienta con el estómago necesario para soportarlas.

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