24 de enero 2003 - 00:00
Una excursión al mural en peligro
-
Matías Garfunkel nuevamente detenido en EEUU por violar la perimetral del domicilio de Victoria Vanucci
-
No está Messi dentro de las opciones: cuáles son las cosas más importantes para Antonella Rocuzzo
El protocolo estuvo a cargo del escribano de Gobierno Natalio Etchegaray.
Una vez llegados, todos vieron el cartel: «Cerrado por vacaciones». El trámite que autorizó el uso de la fuerza pública, de esa forma, llevó toda la mañana y parte de la tarde. Tras las rejas había dos feroces mastines que intimidaban a la comitiva de expedicionarios. Alguien se comunicó entonces con la perrera municipal, pero allí informaron que nada podían hacer, porque sólo trabajan miércoles y viernes. «Vuelvan mañana», sugirieron en la perrera.
La firma Dencanor que ostenta la titularidad del mural y tiene las llaves de los contenedores, posibilitó hace dos años que el juez Gutiérrez Cabello, que entonces entendía en la causa, observara la pintura. Pero en esta ocasión sólo estaba el representante legal de una de las partes en pugna, el letrado de los acreedores.
La mañana se hizo larga para Anchorena, que prefirió no lucir el vestido mexicano al estilo étnico de Frida Kahlo que llevaba en la cartera (no era la ocasión más oportuna, sobre todo considerando el peligro de los mastines). «Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos» dijo entonces, pensativo, el secretario de Cultura Stella, quien todavía estudia la posibilidad de declarar al mural bien patrimonial del país, para de este modo poder preservarlo aunque se trate de un bien privado y evitar la salida del país.
El sufrido mural había sido declarado bien patrimonial en diciembre de 2001, pero a los pocos días, el 4 de enero del año pasado y en medio de los peores conflictos sociales, políticos y económicos, el presidente Duhalde junto a los ministros Capitanich y Gabrielli, encontraron tiempo suficiente para firmar un decreto vetando la medida.
Paradójicamente fue la entonces presidenta de la Comisión de Monumentos, Museo y Lugares Históricos, cuya obligación es velar por el patrimonio artístico, quien aconsejó el veto. ¿El argumento? No haber podido inspeccionar la obra. Si bien el actual presidente de la Comisión tampoco estaba ayer en San Justo, el director de Museos nacionales, Martín Repetto, aseguró a este diario que una vez completados los informes y evaluaciones, «el mural podría volver a ser declarado patrimonial si los miembros de la Comisión se ponen de acuerdo».
•México
En principio, el Gobierno de México, como la obra de Siqueiros es patrimonio artístico de su país, tiene la obligación legal de cuidarla aunque, como en este caso, se encuentre en Argentina: así lo confirmó ayer Miguel Díaz Reynoso, el agregado Cultural de la Embajada de México que tuvo la oportunidad de ingresar a los containers y ver una pieza clave del muralismo. Pero además del interés de México por su artista estrella, y más allá de la búsqueda infaltable de protagonismo, está el de EE.UU., dado que Mari Carmen Ramírez, curadora del poderoso Museo de Houston, tercero en importancia de EE.UU., le contó a este diario sobre la intención de comprar «Ejercicio Plástico» para la colección de arte latinoamericano.
La riqueza de Houston, se asienta sobre el petróleo, la ganadería y la informática (en 2000 reunieron 126,1 millones para el Museo con una campaña) y reconoce a los hispanos como primera minoría.
Fuentes confiables e interesadas en que la obra, piedra fundamental del muralismo argentino (el mexicano contó con la colaboración de Berni, Spilimbergo y Castagnino), quede en el país, aseguraron a este diario que hace apenas un mes, uno de los acreedores se habría reunido con Ramírez con el fin de adelantar la transacción. Otro episodio sainetero del caso: en una oportunidad, Dencanor le ofreció al ex presidente De la Rúa exhibir el mural el MALBA, pero como nunca recibió respuesta, se retractó.
A la espera de que alguien espantara a los perros y se pudieran abrir las puertas, Stella propuso un alto para almorzar, lo que se hizo (y muy abundantemente) en un restaurante cercano de la ruta. Sorpresa para los expertos: entre bocado y bocado, Stella ni habló de los murales sino de cine.
Para sorpresa de todos, al regresar (ya eran casi las 16), había un escuadrón de la policía y un colorido coche autobomba frente a los containers, dispuestos a abrir los candados que finalmente forzó el transportista Méndez con una barreta.
Uno de sus hombres terminó lastimado por culpa de un martillazo pero contra lo esperado, los intimidantes mastines resultaron mansos y cariñosos. ¿Qué pasó con el mural? La obra, aunque los peritos no se expidieron, todavía parece resistir. La pintura está y hoy, si los funcionarios trabajan, la justicia se expide y los dueños llegan a un acuerdo, algún día se podrá exhibir donde corresponde: en un museo y no en el Camino de Cintura escalando e invadiendo la casa del vecino.
Dejá tu comentario