«Doña Francisquita», comedia lírica de Amadeo Vives. Con Natasha Tupin, Marcos Padilla, Norberto Lara, Virginia Correa Dupuy, Marta Culleres, Graciela Garassino Bravo y elenco. Regie e ilum.: Matías Cambiaos. Coreog.: José Zartmann. Coro y orq. dir.: Susana Frangi. (9/6, Teatro Avenida).
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En el género lírico español hay títulos convocantes que no pueden fallar. «Doña Francisquita» es uno de ellos, y en la función del domingo las localidades estaban prácticamente agotadas a pesar de la crisis y el clima frío e inestable. Buena señal.
Esta producción cumple con todos los requisitos del género: orquesta completa en el foso, coro, elegante vestuario ajustado a la época, es decir, la semana de Carnaval en Madrid en el año 1840. Escenografía con telones pintados de buena factura, y hasta excelentes bailarinas que siguen una coreografía de José Zartmann muy elegante, al estilo de Pericet, y con la garbosa Mabel Espert de partenaire. Al público le gustó tanto que repitieron el «Fandango», dinámico y colorido.
•Inevitable
Luis Bragato compone un difícil personaje, y solo se permite una salida del texto para incluir una referencia al «corralito» que fue muy festejada. Norberto Lara hizo de Cardona correctamente, y Marta Culleres, como Francisca, contenida y sin desbordes. Citamos estos personajes en primer lugar porque son los encargados de amenizar con pasos de comedia la acción lírica, aunque ninguno tenga el gracejo característico de sus papeles.
Es que esta versión está muy solemnizada, pensada y realizada más como una ópera en castellano que como representante de una de las facetas divertidas del arte de representación. En este sentido los protagonistas siguieron la misma estética, sin las zafaduras lícitas en la zarzuela. La protagonista, Natasha Tupin, aporta su voz bien timbrada y su belleza física a un personaje que en lugar de picardía pone estrategia para lograr sus fines, que no son otros que la conquista de Fernando y su rivalidad con Aurora. Marcos Padilla prometedor tenor entrerriano gustó en la famosa romanza «Por el humo se sabe dónde está el fuego». Sobresaliente Virginia Correa Dupuy como Aurora. Susana Frangi dirigió con eficacia una orquesta de profesionales y al coro, preparado por Mauricio Cimini.
En resumen, un colorido espectáculo ajustado a la tradición en su propia catedral, que al estar enfocado con tanto rigor se extraña su gracia natural, la que puede aparecer en próximas funciones, ya que se augura una larga temporada.
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