Penélope Cruz en plan de mujer mediterránea exaltada, el bramido de las máquinas de competencia en las pistas, los autos bien lustrosos, algunos temas de fondo, los paisajes, la ambientación, en parte la edición, encabezan la lista de méritos de “Ferrari”, nuevo acercamiento a la figura del famoso commendatore don Enzo Ferrari. El problema es que la lista de méritos no se extiende mucho más allá de los ya mencionados.
"Ferrari" de Michael Mann, con más brillo que auténtica carrera
La biopic sobre el creador de la escudería tiene un lustre exterior que a veces deslumbra, pero como film es superficial. Adam Driver no es buen protagonista pero sobresale Penélope Cruz
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La historia transcurre básicamente entre Módena y Maranello, Italia, durante parte del año 1957. En ese momento el hombre lucha contra varios frentes de combate: la competencia de la escudería Maserati, con Juan Manuel Fangio al volante; el riesgo de quiebra, los abogados, las propuestas de una empresa más fuerte, la esposa que tanto lo ayuda como lo atormenta (y tiene sus razones), la amante que lo consuela, pero le pide el reconocimiento del hijo extramatrimonial, y la muerte.
Pesa la muerte de los pilotos de su empresa trágicamente accidentados, y pesa sobre todo la muerte de su hijo, su heredero, su orgullo, por distrofia muscular, pocos meses atrás. Es fama que don Enzo Ferrari iba todos los días a visitar su tumba, antes de empezar la jornada laboral; una costumbre, más bien una necesidad, que mantuvo durante años, hasta que las piernas ya no pudieron sostenerlo.
En ese 1957 hay un desafío, que puede ser la salvación de la empresa: la Mille Miglia, la Mil Millas, unos 1600 kilómetros de carrera cruzando a toda velocidad varias hermosas ciudades de Italia, con riesgo de acabar en cualquier curva no solo con la máquina y sus ocupantes, sino también con parte del público reunido a los costados. La historia del automovilismo cuenta con letras rojas lo que pasó aquel día. Rojos también eran los autos, no agregaremos más.
La película es interesante, tiene su atractivo, aunque para entrar en ella hay que aceptar algunos convencionalismos medio anticuados: supuestos italianos hablando en inglés con acento de cocoliche, unos autos meramente digitales, lo que quita la sensación de realidad, un Adam Driver nada parecido al verdadero empresario (mejor que nadie lo representó Adolfo Celi en “Gran Prix”), y una Penélope Cruz muchísimo más linda que la esposa del commendatore. Bueno, éste es un convencionalismo que se agradece. Autor, el octogenario Michael Mann, sobre un viejo libro de Brock Yates, mejor recordado por sus comedias de carreras “Cannonball” y “Cannonball II”, con Burt Reynolds y otros famosos.
Agreguemos unos datos, para quien quiera saber qué pasó después de 1958: la empresa se mantuvo, aún con cambios, siguió teniendo triunfos y accidentes hasta los ‘80, y también el matrimonio se mantuvo, aún con tormentas. Y cuando murió la esposa, el hombre se casó con la otra. Hoy aquel hijo extramatrimonial es vicepresidente de la compañía.
“Ferrari” (EE.UU., 2023); Dir.: Michael Mann. Int.: A. Driver, P. Cruz, S. Woodley.
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