La economía argentina se mueve en ciclos y eso permite discrepancias de precio y valor en las que los inversores podemos hacer una diferencia. “A río revuelto, ganancia de pescadores”, diría mi abuela.
¿Dólar, bonos, acciones? En qué invertir luego de que pase la confusión
La economía argentina se mueve en ciclos y eso permite discrepancias de precio y valor en las que los inversores podemos hacer una diferencia. "A río revuelto, ganancia de pescadores", diría mi abuela.

Pero hay momentos en los que es prudente esperar a que las aguas corran con mayor claridad. El llamado “wait and ese” (esperar y ver). Claro que esta es una pausa activa. ¿Qué instrumento me sirve para esperar? y ¿cuáles sigo de cerca para salir de esta pausa? son las dos preguntas que tenemos que hacernos.
Hace no muchos días atrás los dólares MEP, Contado Con Liquidación e informal, perforaban con fuerza el piso de los $ 200 y caían en torno a un 20%, pisados por un acuerdo definitivo con el FMI y una aparente ruta de acción acordada entre las partes.
Ese fue el primer impacto. Duró poco. Sabemos que tenemos mucho por hacer para que la economía vuelva al camino correcto. Ponerle el cascabel al arisco gato de la inflación y controlar las expectativas devaluatorias son algunas de las más urgentes.
A esa inicial caída del valor en pesos de la moneda norteamericana le siguió una suba que esta semana ya se materializa en valores entre los $ 205 y los $ 210. El pedido obvio del FMI es unificar la cotización del dólar, que tiendan a confluir la oficial con las otras cotizaciones. El camino a recorrer para alcanzar esto desgraciadamente no es tan obvio ni fue explicado por el Gobierno todavía.
Esto no significa que el dólar se dispare. Se prevé -de momento- un recorrido gradual (gradual para la Argentina). Los dólares del agro seguirán aportando su bálsamo unos meses más y la industria -que no tiene financiación- venderá dólares para continuar en funcionamiento.
Situación análoga sucede con la lucha contra la inflación. La variación de precios de marzo marcó 6,7%, en lo que se convirtió en el mes más alto de los últimos 20 años. De nuevo, el plan de acción o el tan mentado acuerdo nacional no se ven con claridad. Desde el exterior, tampoco nos llegan mayores certidumbres, EE.UU. viró ya su política monetaria y se embarcó en una pequeña pero decisiva suba de tasas, el conflicto entre Rusia y Ucrania no parece tener un fin próximo y en China se profundizó el confinamiento estricto.
Qué hacer en estos casos: Wait and se (esperar y ver)
La espera debe ser activa. No sólo por nuestra calidad de inversiones, sino porque el alto nivel de inflación argentino así lo demanda. Una alternativa muy interesante es colocar el dinero en caución. Simplificando, es una suerte de préstamo que le hacemos a otro, a través del mercado de valores. Esa contraparte ofrece como garantía instrumentos como bonos, acciones o CEDEARs que serán ejecutados en caso de incumplimiento, con lo cual esta estrategia brinda mucha seguridad.
Lo recomendado es tener una caución a corto plazo e irla renovando. De esta manera, ante cualquier baja del mercado, podemos salir sin ningún castigo. Así, podemos conseguir una tasa que puede ser en torno al 35% (a dos días plazo) y del 38% (a una semana). Es cierto que un plazo fijo puede ofrecer un par de puntos más de interés, pero no te permitirá salir ante una oportunidad de inversión que surja en el mercado. Vas a perder dinamismo y la diferencia de retorno será mínima.
Qué poner en la mira mientras espero
La primera alternativa viene de la mano de los bonos en dólares como el GD29 y el GD30. Ambos son ley extranjera, lo cual brinda una garantía adicional. Devengan intereses de forma semestral y cuentan con una TIR que supera el 27%. Cuentan con un gran volumen de negociación diario, con lo cual es bastante fácil entrar y salir de esta posición.
Buscando un poco más de riesgo y -por tanto- apuntando a un perfil de ganancias más agresivo, Mirgor también es un activo que debemos tener en la mira, a la espera de un buen precio o punto de entrada.
Esta firma tiene en la diversificación y la exportación dos de sus principales activos. Pisa fuerte en el sector automotriz, con la producción de equipos de aire acondicionado y cajas de dirección, pero también apunta al consumo y el segmento de telefonía móvil, siendo proveedor de gigantes como Samsung. Además, es un actor cada vez más importante del sector agrícola.
Si bien es un jugador que tiene foco en el consumo local, se propuso exportar entre US$ 30 millones y US$ 50 millones anuales.
Su acción cotiza bajo el ticket MIRG en la BYMA y es un papel que se verá impulsado por la reactivación del consumo “postpandémico” local y e internacional.
Directora de Bell y Especialista en Ética de Mercados
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