En la esperada carta final a los accionistas de su empresa Berkshire Hathaway, el legendario inversor Warren Buffett ofreció una despedida más introspectiva que financiera. A sus 95 años, se aparta dejando una reflexión que trasciende los balances y se centra en el sentido del liderazgo, la humildad y la permanencia de los valores.
Warren Buffett se despide con una carta con lecciones para inversores y adelanta el futuro de su empresa
Con 95 años, la cabeza de Berkshire Hathaway deja su empresa en manos de Greg Abel y se despide con una emotiva carta dirigida a los inversores de Wall Street.
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Warren Buffett se despide de su empresa con una carta cargada de valiosas lecciones
"Ya no escribiré más el informe anual de Berkshire ni hablaré interminablemente en la reunión anual. Como dirían los británicos, me voy a silenciar. Greg Abel será el jefe a fin de año. Es un gran administrador, trabajador incansable y comunicador honesto. Le deseo una gestión prolongada", comenzó explicando Buffett.
"Seguiré escribiéndoles a ustedes y a mis hijos mediante mi mensaje anual de Acción de Gracias. Los accionistas individuales de Berkshire son un grupo muy especial, generoso con quienes tienen menos", añadió.
En el reporte, se detalló que el empresario convirtió 1.800 acciones clase A en 2,7 millones de acciones clase B para donarlas a cuatro fundaciones familiares:
- 1,5 millones de acciones a The Susan Thompson Buffett Foundation.
- 400.000 acciones a cada una de The Sherwood Foundation, The Howard G. Buffett Foundation y NoVo Foundation.
Warren Buffett, de 95 años, deja su empresa en manos de Greg Abel y se despide con una emotiva carta dirigida a los inversores de Wall Street.
Warren Buffett se despide de su empresa con un gran mensaje para Wall Street
Y luego, Warren Buffett, conocido como el "Oráculo de Omaha", reconoció su buena fortuna y compartió una serie de principios que condensan su filosofía vital.
En primer lugar, advirtió sobre el poder corrosivo de la envidia, recordando que incluso los ejecutivos más exitosos pueden caer en la trampa de compararse con otros.
"Lo que suele molestar a los directores ejecutivos muy ricos —al fin y al cabo, son humanos— es que otros directores ejecutivos se estén haciendo aún más ricos", sostuvo, cuestionando una cultura empresarial que rara vez promueve la moderación.
También llamó a aprender del fracaso sin caer en la autocrítica paralizante. "No te castigues por los errores del pasado; aprende al menos un poco de ellos y sigue adelante", aconsejó, destacando que la mejora continua es una tarea sin fecha de vencimiento.
Otra de sus enseñanzas más poderosas fue redefinir el éxito no en términos de riqueza o fama, sino de impacto humano. "La grandeza no se alcanza acumulando grandes cantidades de dinero… La bondad no cuesta nada, pero tampoco tiene precio", escribió. Con este mensaje, reafirmó su adhesión a la Regla de Oro como brújula moral.
Y en su reflexión sobre el legado, Warren Buffett instó a vivir de modo que el propio obituario merezca ser leído con respeto. Fiel a su optimismo histórico, cerró con una última apuesta por su país: "No se desanimen; Estados Unidos se recuperará y, por consiguiente, también las acciones de Berkshire".
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