El 5 de agosto de 2010 la mina San José se derrumbaba dejando a 33 mineros atrapados en las entrañas de la tierra. Ubicada en la comuna de Caldera, en Chile, el yacimiento había sucumbido dejando a los trabajadores a 700 metros de profundidad. Pronto los dieron por muertos: era imposible que estuvieran con vida. Sin embargo, una nota "Estamos bien en el refugio, los 33" dio inicio a la Operación San Lorenzo que finalmente, los rescataría después de 33 días de perforaciones que se habían iniciado, exactamente, el 12 de septiembre.
12 de septiembre: 14 años atrás comenzaba el rescate de los 33 mineros en Chile
El derrumbe que dejó sepultados a los 33 mineros había sido el 5 de agosto de 2010. Sin embargo, un 12 de septiembre comenzaron las excavaciones del túnel que finalmente los devolvió a la vida.
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Los mineros, en una foto inédita, antes del rescate.
En total hubo dos derrumbes: el primero permitió a los rescatistas intentar alcanzar a los mineros a través de una chimenea de ventilación, mientras los trabajadores utilizaban una escalera de emergencia. Sin embargo, pronto advirtieron que el esfuerzo era en vano: la escalera estaba incompleta. Un tramo de ella nunca había sido instalado por la empresa San Esteban Primera S.A, a cargo de la explotación. La desesperanza de ese día, se vio incrementada cuando, al día siguiente se produjo un nuevo derrumbe impidiendo continuar con el rescate a través del tubo de ventilación.
Rescate de los 33 mineros: ¿Cómo se produjo el accidente?
El 5 de agosto de 2010, cuando que se produjo el derrumbe que los mantendría atrapados durante 69 días, los 33 mineros escucharon un ruido muy intenso: pronto descubrieron que el túnel que los llevaba a la salida estaba completamente cubierto de piedras. La estructura de la mina había colapsado. Cuando la noticia se conoció en el pueblo, los familiares de los trabajadores se reunieron para exigir el rescate y su vuelta a casa.
Luego del segundo derrumbe que impidió usar el ducto de ventilación como escapatoria, el por entonces presidente de Chile, Sebastián Piñera, quiso darlos por muertos a los 33 mineros. Argumentó que era motivo suficiente para terminar con las costosas tareas de rescate, pero la presión social pudo más y debieron seguir buscando a los mineros.
El operativo que finalmente fue exitoso
El ingeniero André Sougarret fue designado por el gobierno chileno para las tareas de rescate, y él manifestó la posibilidad de cavar un pozo que permitiera la comunicación con el interior de la mina. Con máquinas perforadoras, pudieron lograrlo.
El 22 de agosto, los mineros habían perdido las esperanzas de ser rescatados con vida. Sin comida, desnutridos y cansados, nada parecía darles ánimo para seguir luchando por sus vidas. Sin embargo, el operativo afuera continuaba. Ese día el silencio denso del refugio fue interrumpido por el ruido de un trépano y la imagen de una punta metálica rompiendo la roca.
Los mineros comenzaron a golpear de forma rítmica la punta que asomaba para que pudieran advertir que los habían encontrado. Otro de ellos escribió la frase que supo a milagro: "Estamos bien en el refugio los 33". Cuando los rescatistas levantaron el trépano encontraron la nota.
Ese día no fue sin embargo el fin de su calvario, sino una segunda etapa en donde la esperanza se había avivado y los suministros les permitían ganar fuerzas. Sin embargo, el temor persistía. Mientras tanto, la máquina perforadora Schramm T130 seguía su trabajo. Fueron 33 días de excavaciones hasta que llegó al refugio. Luego, se encamisó el túnel por el que finalmente salieron los mineros dentro de una cápsula ideada para ese fin. La llamaron "Fénix".
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