Un equipo de paleontólogos del CONICET halló el registro fósil más antiguo de un renacuajo de la especie Notobatrachus degiustoi a nivel mundial, a unos 100 kilómetros de Puerto Deseado, publicada en la prestigiosa revista Nature.
El CONICET halló en Argentina el fósil de renacuajo más antiguo del mundo: vivió hace 165 millones de años
Pertenece a la especie Notobatrachus degiustoi, destacada por conservar rasgos primitivos que actualmente no están presentes en las ranas y los sapos.
-
Conicet pidió por el presupuesto en el Congreso: ''Podrían protegernos, ese es nuestro pedido ahora''
-
El gobierno de Milei y ANSES confirmaron el bono de $70.000 para jubilados en noviembre: cómo cobrarlo
Esta especie, precursora lejana de las ranas y los sapos actuales, vivió hace 165 millones de años durante el Período Jurásico. Son animales de cuerpo blando y muy poco osificados, conocidos por ser los únicos vertebrados vivientes que atraviesan modificaciones tan extremas en su morfología y ecología.
"Para comprender la evolución del ciclo de vida de los anuros es necesario el estudio integral tanto de la fase larval como adulta", indicó la doctora Mariana Chuliver, investigadora de la Fundación de Historia Natural Félix Azara y primera autora del trabajo.
Cuáles son las características del Notobatrachus degiustoi
Esta especie fue conocida en 1957 a partir de la descripción de numerosos esqueletos de individuos adultos bien preservados que se habían encontrado en la provincia de Santa Cruz, exactamente la misma donde el equipo del CONICET realizó el descubrimiento.
Poseen una gran importancia ya que conservan rasgos primitivos que actualmente no están presentes en las ranas y los sapos. Tras un exhaustivo análisis fotogenético de larvas de anfibios, la investigación ubicó a este renacuajo muy cerca del grupo que incluye a todos los anuros actuales.
"Lo que resultó de una gran sorpresa fue la gran similitud que tiene el nuevo ejemplar con algunos renacuajos que viven en la actualidad", precisó Martín Excurra, investigador del CONICET y autor del trabajo, y agregó que la forma corporal larval de los anuros "sufrió relativamente pocos cambios durante los últimos 160 millones de años".
La conservación del esqueleto hiobranquial del renacuajo permitió confirmar que se "alimentaba por filtración, atrapando partículas de alimento del agua, un mecanismo ejecutado por la acción continua de una bomba bucal", explicó Agustín Scanferla, autor de la publicación e investigador del CONICET.
El sorprendente hallazgo
"Hallar este fósil fue una experiencia única en múltiples sentidos, por lo inesperados que muchas veces son algunos descubrimientos, cuando se realizan trabajos de campo", expresó Matías Motta, becario posdoctoral del CONICET que halló la laja en la que estaban impresos los restos del renacuajo.
El descubrimiento no sucedió durante las varias jornadas de expediciones excavando, sino cuando en un descanso Matías tomó del suelo una laja cualquiera, dentro de todas las que había, y notó que tenía huesos e impresiones en la roca.
Los líderes de la expedición en la que se produzco el hallazgo fueron: Fernando Novas, investigador del CONICET en el MACN, y Xu Xing, de la Academia de Ciencias de China. "Son muchísimos los temas paleontológicos claves que pueden sentar bases a conocimientos amplios, como lo es la evolución y aparición temprana en la historia de este particular método de crecimiento y desarrollo que poseen los anfibios y en particular las ranas", añadió Novas.
Dejá tu comentario