El fentanilo es sin dudas una de las drogas de las que más se está hablando actualmente a nivel mundial. Hoy en día, millones de médicos la usan como una herramienta potente y controlada para tratar el dolor más severo. De acuerdo con datos de la DEA -United States Drug Enforcement Administration- se prescribe principalmente a pacientes con cáncer que ya reciben opioides y requieren un alivio adicional frente a episodios repentinos de dolor. Multiplica por 100 la potencia de la morfina y por 50 la de la heroína.
Fentanilo contaminado: para qué se usa en medicina y la adicción en el mundo
Mientras los hospitales de Argentina siguen en alerta por el fentanilo contaminado y ya ascienden a 76 las víctimas fatales, en Estados Unidos la adicción a esta droga ha generado cientos de muertes por día.
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Mientras un lote contaminado provocó 76 muertes en Argentina, la adicción del fentanilo en Estados Unidos genera 200 decesos por día.
A partir del escándalo del fentanilo contaminado con las 76 muertes ya reportadas de la investigación, la droga tomó trascendencia pública, sobrepasando los límites del circuito médico en el que habitualmente se suministra. De hecho, la forma en que se administra el fentanilo está estrictamente regulada: puede presentarse en pastillas, con aplicador, tabletas sublinguales o bucales, siempre bajo supervisión médica estricta. Este medicamento no es de uso libre y, cuando se emplea en un contexto hospitalario, suele ir acompañado de otros fármacos para el control del dolor.
Interrumpirlo de manera abrupta o usarlo fuera de los parámetros indicados puede derivar en síntomas de abstinencia o sobredosis, con consecuencias potencialmente fatales. La sobredosis por fentanilo, incluso en entornos no recreativos, puede provocar depresión respiratoria, coma y muerte, lo que explica por qué su manipulación requiere protocolos estrictos. Hasta aquí, el uso
Fuera de los hospitales, la historia es muy distinta. El fentanilo ha sido incorporado de forma ilegal en mercados de drogas, muchas veces mezclado con otras sustancias sin que el consumidor lo sepa. Bajo nombres como China White, Dance Fever o Heroína sintética, circula en polvos, tabletas o incluso impregnado en papel secante. En estas versiones, una mínima cantidad puede ser letal.
El fentanilo en EEUU y una adicción que crece
Mientras en Argentina avanza la investigación sobre la trazabilidad de los lotes de fentanilo contaminado y se va engrosando la lista de víctimas fatales, en Estados Unidos, el foco hoy está puesto en lo que a su uso ilegal concierne. Según datos oficiales, a diario mueren 200 personas por sobredosis de fentanilo, convirtiéndolo en la principal causa de muerte para adultos de entre 18 y 45 años. Se trata de un fenómeno que no responde a un único factor: involucra desde el accionar de cárteles que producen y distribuyen la droga, hasta prácticas pasadas de la industria farmacéutica que promovió el uso masivo de opioides en las últimas décadas.
El cartel de Sinaloa, entre otros, perfeccionó su producción reclutando estudiantes de química y utilizando precursores provenientes de empresas químicas en China. La logística criminal incluye envíos disfrazados, moléculas alteradas para eludir controles y redes de distribución que operan en el mercado físico y digital. El alcance de estas operaciones demuestra que la respuesta no puede limitarse a la represión: especialistas señalan la necesidad de combinar la acción judicial con políticas de salud pública, prevención y tratamiento.
Al mismo tiempo, Estados Unidos ha impulsado sanciones y acuerdos bilaterales para frenar el flujo de precursores químicos. Sin embargo, mientras exista demanda y haya organizaciones dispuestas a abastecerla, el desafío seguirá vigente. La magnitud de la crisis obliga a repensar estrategias y reconocer que el problema es global, con un mercado ilegal que se adapta rápidamente a cualquier obstáculo.
Fentanilo contaminado: ya son 76 las víctimas fatales
En Argentina, el episodio más grave vinculado al fentanilo se conoció en el marco de una investigación judicial que reveló la circulación de lotes contaminados con bacterias resistentes. El juez federal Ernesto Kreplak confirmó que, hasta el momento, se contabilizan 76 muertes asociadas a uno de esos lotes, que habría alcanzado 45 mil aplicaciones antes de ser retirado.
El hallazgo inicial se produjo en el Hospital Italiano de La Plata, lo que llevó a la ANMAT a secuestrar muestras de todos los lotes en uso y algunos previos. El análisis confirmó que dos de ellos estaban contaminados, aunque solo uno había sido distribuido ampliamente. Tras la alerta, se recuperaron 115 mil ampollas y se retuvieron cerca de 30 mil que no llegaron a aplicarse.
Si bien el magistrado destacó que ya no circulan ampollas de los lotes cuestionados, también subrayó la necesidad de implementar un sistema de trazabilidad para este tipo de sustancias. El caso dejó en evidencia la fragilidad de ciertos controles y abrió el debate sobre la seguridad en la cadena de distribución de medicamentos críticos.
En contraste con la crisis que atraviesa Estados Unidos, en Argentina el fentanilo no circula de manera masiva en el mercado ilegal. Sin embargo, el incidente demuestra que los riesgos no se limitan al consumo recreativo y que los problemas de control y contaminación pueden tener consecuencias letales incluso en contextos médicos. La experiencia reciente podría ser un punto de inflexión para reforzar regulaciones y protocolos, antes de que el país enfrente un escenario de mayor escala.
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