¿Las bajas temperaturas pueden afectar al cerebro?

Comienzan a bajar las temperaturas y la pregunta es cuánto puede afectar el frío al funcionamiento de nuestro órgano más importante. La ciencia tiene una respuesta muy clara.

Cómo funciona el cerebro ante el frío. 

Cómo funciona el cerebro ante el frío. 

Los especialistas señalan que el cerebro no es ajeno a la variación térmica y que pueden afectarlos tanto las temperaturas altas, de más de 30 grados, como las muy bajas, cercanas al bajo 0.

El cuerpo, y en especial el cerebro, necesitan de una temperatura en ciertos márgenes para poder funcionar, explica Pedro Maldonado, neurocientífico y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

La neurociencia indica que las funciones cognitivas requieren de una "zona de confort térmico", explica Maldonado, la que va entre los 21° C y los 24° C ambientales.

"Si la temperatura es menor o mayor, las capacidades empiezan a no ser tan optimas", advirtió, para apuntar que este aspecto fue comprobado por diversos estudios, al medir el rendimiento en distintas tareas cognitivas en situaciones de temperaturas fuera de esos rangos.

"Si hay 33° C, se habla de que estamos atontados, si hay 2° C bajo cero la posibilidad de hacer algo inteligente es bastante baja, el cuerpo se enfoca en regular la temperatura", dice Maldonado.

Mecanismos de defensa del cuerpo ante el frío

Existen mecanismo para contrarrestar el frío, por ejemplo, cuando se promueve la generación de calor por contracción del músculo esquelético (es decir, temblando) y previniendo la pérdida de calor al contraer los vasos sanguíneos de la piel (es decir, la vasoconstricción). Se trata de mecanismos de defensa que tratan de aumentar nuestra temperatura central.

Pero junto con eso, el clima puede influir fuertemente en nuestro estado de ánimo y productividad, ya que el ambiente tiene un impacto en todo el cuerpo y también en las habilidades cognitivas.

"Somos animales que regulamos la temperatura en 36° C, que no es la de los dedos de la mano, es la del cerebro, es una temperatura que es controlada por el cerebro y que debe permanecer estable, porque la mayoría de las funciones orgánicas y los procesos celulares están optimizados para ocurrir en ese rango", fundamentó Maldonado.

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El efecto de las bajas temperaturas en los colegios

"Si en una sala de clases se alejan mucho de ese rango de confort, uno debiera observar un rendimiento mucho más bajo, influirá en menor atención y además, menor habilidad de resolver problemas de atención", añadió.

El proceso de buscar el equilibrio térmico, le cuesta fuerza al cerebro. Se utiliza la glucosa y la glucosa es lo que impulsa nuestros cuerpos, pero también nuestros cerebros.

Si el ambiente se vuelve más cálido, el cerebro retoma su equilibrio y puede desarrollar sus funciones normalmente. No existe un "efecto acumulativo" del frío, se aclaró.

La psicopedagoga y jefa de Proyecto de la Educación 2020, Michelle Olguí, señala que el cómo afecta el frío a los escolares, es un tema que no siempre recibe la atención que requiere, y que ellos estudian desde el año 2013.

Cuando hablamos de condiciones de aprendizaje, explica Olguí, nos tenemos que remitir a la Jerarquía (pirámide) de Maslow, de cómo se cubren las necesidades para ir avanzando en la vida, y el frío o el calor, es decir, las condiciones ambientales, se encuentran en la base, "por lo tanto, si nosotros y en especial los niños, no tienen cubiertas las necesidades básicas es poco probable que adquieran habilidades superiores como la creatividad o la atención".

El frío hace que el cuerpo se ponga en "condición de reserva" ya que "buscamos como generar calor, mueves las manos para tratar de calentarlas, te paras, algo que le pasa a los estudiantes, y de igual modo a los profesores", dice Olguí.

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