24 de septiembre 2007 - 00:00
Organizaciones francesas vuelven a acusar a la historieta "Tintín" por racismo
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Pocos días después, un estudiante congolés de la Universidad libre de Bruselas presentó ante la justicia de Bélgica una querella para denunciar el carácter "racista" de la publicación y también para solicitar fuese retirada de la venta.
A mediados de septiembre, en Francia, el Consejo representante de las asociaciones negras (CRAN), tomó el relevo, considerando "ofensiva" la tira cómica y solicitó a las Ediciones Casterman que se retirara de la venta la publicación.
"En esta tira cómica, los estereotipos sobre los negros son particularmente numerosos", afirmó Patrick Lozès, presidente del CRAN, organismo creado en 2005, y que afirma reunir 120 asociaciones y colectivos tanto de izquierda como de derecha.
"Los negros se expresan como imbéciles e incluso los perros y los animales hablan mejor en francés", agregó Lozès, recordando que el propio autor de la tira, Georges Remi (Hergé), había reconocido haberla escrito "bajo influencia de la época colonial".
"Tintin en el Congo" fue publicado por primera vez en 1930 por la revista belga Le Petit Vingtième y luego por las Ediciones Casterman que obtuvieron la publicación en exclusiva de los diferentes albumes con las aventuras del joven reportero.
Este album fue consecutivo a otro intitulado "Tintín el país de los soviets", en el que Hergé utilizó como fuente de documentación un panfleto marcadamente antisoviético, escrito por un ex cónsul belga en Rostov del Don.
"Tintín en el país de los soviets" no fue retomado para su publicación por Casterman y los ejemplares publicados en 1929 por Le Petit Vingtième se convirtieron en objeto de colección y de numerosas falsificaciones, antes de una edición en serie en 1981.
Hergé afirmó más tarde que en el momento de crear los dos albumes vivía en un medio tremendamente prejuicioso.
"Me nutría de prejuicios del medio burgués en el que vivía. Era en 1930. Yo no sabía de ese país otra cosa que lo que la gente relataba en esa época", diría Hergé más tarde.
No obstante, Hergé defendió su obra alegando que los personajes eran de fantasía y que si hacían sonreír a los blancos, también hacían estallar en carcajadas a los congoleses porque les daban motivo para burlarse de la estupidez de los blancos que los veían tal como eran presentados en la tira cómica.
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