En el Monte Longdon, decenas de visitantes observan trincheras, armas y objetos personales de los soldados que hace 25 años libraron la batalla entre argentinos y británicos.
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Las marcas del conflicto armado por las Islas Malvinas pueden apreciarse aún hoy en cada rincón del archipiélago: en los campos todavía minados, en los cráteres dejados por las bombas y en las ofrendas a los combatientes muertos. Y también en el turismo.
Diversas agencias de viajes promocionan actualmente, además de la abundante vida silvestre, recorridos por los campos de batalla, los cementerios y otros sitios emblemáticos de la guerra.
Si bien después de finalizada la contienda los visitantes eran en su mayoría veteranos de guerra y familiares, el número de turistas creció exponencialmente en los últimos años, sobre todo de la mano de los cruceros que incluyeron a las Malvinas en su itinerario.
"El turismo es muy importante para las islas, es la segunda actividad económica (...) Es muy interesante para la gente ver los campos de batalla y obviamente los cementerios, lo que es muy conmovedor", explicó Liz Dimmlich, directora general de la Oficina de Turismo.
Según datos del Consejo Legislativo de las islas, la cantidad de turistas que llegaron a las Malvinas pasó de 3.500 a fines de los años 90 a cerca de 55.000 en el 2006.
En las Malvinas murieron 649 argentinos y 255 británicos, en una guerra desatada luego de que los militares del país sudamericano ocuparon el archipiélago en abril de 1982.
Tras 73 días de fuertes combates, los argentinos se rindieron. No obstante, Buenos Aires no ha dejado de reclamar en todos los foros internacionales la soberanía sobre las islas.
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