28 de septiembre 2020 - 00:00

San Telmo: anticuarios, sin clientes, subsisten hoy con remates online

Pese a que están autorizados a funcionar con protocolos, muchos todavía no abrieron. Hoy las ventas, se hacen por Zoom, WhatsApp o mail.

Vidriera. Desde afuera, dos personas miran el interior de una vidriera repleta de objetos antiguos y obras de arte. 

Vidriera. Desde afuera, dos personas miran el interior de una vidriera repleta de objetos antiguos y obras de arte. 

Los anticuarios de San Telmo son parte de la historia de Buenos Aires. El icónico barrio alberga todo tipo de galerías de arte y sitios de antigüedades. Sin embargo, como la mayoría de los negocios, también sufren los coletazos de la pandemia: ¿es el ocaso del mercado de arte más grande de la ciudad?

Pese a que ya están autorizados para funcionar, la falta de turistas implica un durísimo golpe para ellos y muchos, hasta decidieron seguir cerrados. “Ya abrieron con protocolo, pero no hay cantidad de gente que entra a los anticuarios, de hecho hay días enteros que no entra nadie. San Telmo es un barrio esencialmente visitado por turistas, tanto internacionales como del interior”, aseguró Norberto Medrano, presidente de la Asociación de Anticuarios y Amigos de San Telmo. “Hoy los anticuarios sobreviven por la vía virtual, por páginas para vender y remates online”, agregó. Si bien algunas casas ya implementaban esta modalidad, pero en modo presencial, muchas otras comenzaron a hacerlo a partir de la cuarentena. Hoy, utilizan aplicaciones como Zoom, WhatsApp y mail para difundir el listado de lo que se remata. “No siempre son antigüedades, a veces se ofertan muebles en desuso, utensilios y hasta objetos de arte, hay de todo. Se rematan toda la semana o hasta 2 veces por semana. En definitiva, el comerciante chico o mediano está direccionando la venta a través de estas subastas porque es una de las pocas maneras que se puede sobrevivir hoy”, agregó Medrano.

Pablo Pedreira es tercera generación de anticuarios y tiene su local en San Telmo. Para este joven que quiso seguir el legado de su familia, la realidad del barrio también le resulta muy complicada. “La situación es crítica, no entra gente a mirar ni a comprar. Estamos con algunos clientes particulares y abocándonos a internet. Muchos participan de los remates abiertos, que son públicos, aunque en nuestro caso compramos en remates. El rubro está muy golpeado y hay mucha gente ofreciendo su mercadería, sus muebles, cuadros, adornos”, explicó.

Actualmente no existe un censo exacto con la cantidad de anticuarios en ese barrio porteño, pero si hay un dato que muestra cómo fue cayendo el negocio. “En buenos momentos, teníamos entre 500 y 600 anticuarios entre grandes, medianos y pequeños que estaban en la órbita de San Telmo. A eso, hay que agregarle todos los talleres que eran satélites auxiliares de los anticuarios y galerías, que reparaban y reacondicionaban las piezas, y donde se empleaba a muchísima gente. Cada taller de restauración eran no menos de 3 o 4 personas y en algunos casos hasta 10, lo cual la merma de trabajo en nuestra actividad golpeó de lleno a estos talleres. Hoy, aproximadamente existen la mitad de esos 500 anticuarios y muchos no la están pasando bien”, finalizó Medrano.

Recientemente, se abrieron los bares y restaurantes con mesas afuera y eso generó un poquito más de movimiento en la zona. De todas maneras, hasta que no haya un mayor arribo de gente, en especial de turistas, se cree que San Telmo no va a cambiar demasiado a cómo está hoy.

Porcelanas, bronces, muebles, esculturas y arte, son parte del popurrí que se encuentra hoy en los maravillosos anticuarios de San Telmo, un viaje al pasado que de a poco el presente parece ir opacando.

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