16 de enero 2006 - 00:00

Surgen nuevos datos en el robo al banco

Algunos de los propietarios de las cajas de seguridad sehicieron presentes en el banco para realizar sus denuncias.
Algunos de los propietarios de las cajas de seguridad se hicieron presentes en el banco para realizar sus denuncias.
La Justicia y la Policía continuaban ayer trabajando intensamente para tratar de esclarecer el asalto a la sucursal Acassuso del Banco Río, que incluyó toma de rehenes durante seis horas, un botín aún no calculado y una cinematográfica fuga, por todo lo cual ya es considerado el golpe más audaz de la historia policial argentina.

Testigos aseguran haber visto a los hombres ingresar en un desagote fluvial vistiendo atuendos de operarios de una empresa de servicios, montando carpas de obra para disimular un trabajo que habría llevado tres meses de tiempo, hasta llegar al objetivo final: el subsuelo del Banco Río
.

También se sospecha que debieron buscar distintas alternativas hacia abajo y los costados hasta dar con un dispositivo colocado previamente dentro de la sucursal. Como dato destacado, se señaló también que entre las pertenencias robadas se encuentra un puñado de manuscritos originales del escritor Ernesto Sabato, que tendrían altísimo valor.

A pesar del hermetismo que rodea a los investigadores, trascendió que el trabajo subterráneo culminó tres días antes del golpe y en esos días previos sonaron las alarmas antisísmicas de la entidad bancaria. Como no se detectó nada anormal, dicen que se creyó que se debía a un desperfecto del dispositivo de seguridad y se procedió a desactivarlo.

La banda que actuó habría estado compuesta por un total de ocho miembros, cuatro que trabajaron dentro de la institución y cuatro que apoyaron desde afuera. Además, los asaltantes habrían contado con un infiltrado en la sucursal que les proveyó los planos del banco.

No se descarta que alguno de los integrantes de la banda contara con entrenamiento policial. Lo demuestra el hecho de que separaran a los rehenes en tres grupos
, distribuidos entre el subsuelo, la planta baja y el primer piso; puesto que los grupos de rescate que actúan en este tipo de casos no pueden ingresar al lugar sin antes asegurarse de que en un solo movimiento podrán rescatar ilesos a todos los rehenes.

• Sospecha

Las circunstancias apuntadas hacen sospechar de la posibilidad de que el grupo haya contado con la asistencia de un ingeniero o un geólogo, ya que al cavar el túnel por el que huyeron tomaron las precauciones necesarias para que las corrientes del Río de la Plata no lo inunden.

Los delincuentes ingresaron al banco, coparon el lugar, tomaron como rehenes a 23 personas (9 empleados y 14 clientes), y esperaron la llegada de la Policía. A partir de allí, y
en todo momento, uno de los asaltantes se mantuvo en diálogo con el negociador oficial, a cara descubierta y a la vista de un francotirador.

Primero procedieron a liberar tres rehenes, hecho que las fuerzas de seguridad vieron como un gesto conciliatorio para con los negociadores, pero que en realidad consistía en deshacerse de las dos personas que podrían entorpecer el trabajo de la banda: el policía y el custodio de la sucursal.

Los asaltantes aprovecharon las seis horas en que se mantuvo la negociación para saquear el tesoro del banco -de donde según informó la entidad se llevaron 600 mil pesos- y 145 cajas de seguridad de las 408 que el lugar posee.

Aunque aún no se ha calculadoa cuánto asciende este último botín, se estima que es varias veces millonario puesto que sólo se abocaron a las cajas medianas y grandes, llevándose un botín de unos 300 kilos. Solamente contabilizando el monto por el cual cada tenedor de una caja de seguridad estaba asegurado (50 mil pesos), la suma robada ascendería a más de 7 millones de pesos.

Finalmente, los ladrones cortaron toda comunicación con el negociador aduciendo que se tomarían una hora más para decidir la entrega. En ese lapso, la banda se abocó al último y estudiado paso de su golpe:
abrió el boquete en la pared que le permitiría acceder a un túnel de 15 metros que contaba con dos recámaras, iluminación, una escalera y 36 peldaños de hierro, y que desembocaba en un túnel pluvial que podría haberlos llevado hacia la autopista Panamericana o hacia el río.

Fue cuando habrían entrado en acción los cuatro miembros externos, quienes habrían recibido y ayudado a cargar el botín por el túnel pluvial.

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