En el entrenamiento, es clave darle al cuerpo no solo el estímulo para crecer o mejorar, sino también el espacio para recuperarse. Si solo te concentras en levantar peso, correr o hacer tus rutinas habituales, podrías terminar acumulando tensiones musculares que se manifiestan como contracturas.
El ejercicio que le aportará un plus a tu entrenamiento para no terminar con tensiones inesperadas
Con este simple agregado a tu rutina de actividad física podés resolver contracturas y dolores peligrosos para el cuerpo.
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Un simple ejercicio de yoga ideal para descontracturarse.
Por eso, estirar al final de tu entrenamiento es tan importante: ayuda a liberar la rigidez, mejora la movilidad y previene molestias futuras. En ese sentido, hay una postura de yoga súper sencilla pero poderosa para cerrar tus sesiones con tranquilidad: se trata de la postura del cocodrilo.
Una pose de yoga ideal para descontracturar después del entrenamiento.
La postura del cocodrilo: de que se trata esta actividad
La postura del cocodrilo, conocida también como Makarasana, es una asana de relajación muy accesible y muy útil para liberar tensión. Para hacerla, simplemente te pones boca abajo sobre una colchoneta, cruzás los brazos delante del cuerpo y apoyás la frente o la mejilla sobre ellos. El abdomen descansa, las piernas se estiran y los talones se separan ligeramente.
Mientras sostenés esa posición, respirás de manera profunda y pausada, activando la respiración diafragmática: cada inhalación expande el abdomen y cada exhalación permite que tu peso se “suelte” contra el suelo. Esa combinación de postura y respiración ayuda a que tu sistema nervioso se calme y que se libere la tensión acumulada en la parte baja de la espalda.
Los beneficios de agregarla a tu entrenamiento
Agregar la postura del cocodrilo a tu rutina de recuperación aporta varios beneficios. Primero, es ideal para desactivar contracturas musculares: al descansar sobre el suelo con una respiración controlada, se alivia la presión en la zona lumbar y se relaja la musculatura que suele estar sobrecargada después de entrenar.
Además, favorece la respiración diafragmática, lo que no solo ayuda a relajar el cuerpo, sino también a reducir la ansiedad y mejorar la concentración. Por último, su práctica regular promueve un equilibrio interior: al permitir que el sistema nervioso parasimpático se active, puede contribuir a bajar los niveles de estrés y favorecer una sensación general de calma.
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