La ciencia avanza y nos muestra la importancia de vivir en un entorno nutritivo. ¿Es verdad eso de que los amigos nos hacen bien al alma? No tan literal pero casi: investigaciones demuestran que mantener vínculos sociales profundos puede ralentizar el envejecimiento biológico. Las personas con redes de apoyo sólidas presentan perfiles celulares más jóvenes y una menor velocidad de deterioro epigenético.
La ciencia confirmó que los amigos retrasan el envejecimiento
Las experiencias afectivas positivas actúan como un factor protector que acompaña a la persona durante décadas, preservando su bienestar físico, emocional y cognitivo
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Las salud física y mental mejoran de acuerdo a nuestras relaciones sociales
El refrán “mejor solo, que mal acompañado” está comprobado científicamente, ya que no se trata de tener un gran número de amistades, sino lazos estables significativos y duraderos. La constancia en las interacciones sociales reduce la inflamación crónica, uno de los procesos biológicos más asociados con enfermedades cardiovasculares, metabólicas y neurodegenerativas.
De acuerdo con los expertos, dedicarle tiempo a las relaciones desde edades tempranas funciona como un “ahorro” para la salud del futuro.
Los beneficios de una vida social en la salud física y mental
Una vida social activa fortalece sistemas claves del organismo, como el inmunológico y el neuroendocrino. Las interacciones regulares con amigos, familiares o comunidades reducen los niveles de estrés y favorecen una mejor regulación emocional, lo que se traduce en menor desgaste físico a largo plazo. Menos estrés, más felicidad y por ende más salud.
Y si hablamos de bienestar no podemos dejar de lado el cómo, las buenas conexiones sociales, mejoran la salud mental. Los vínculos que “nos restan” nos aportan sensación de ansiedad, depresión e inestabilidad, mientras aquellos que “nos suman” brindan apoyo emocional y aumentan la sensación de pertenencia. Este bienestar psicológico tiene efectos directos en la salud del cuerpo.
Además la vida social activa promueve hábitos saludables, como la actividad física, la alimentación equilibrada y el descanso adecuado. Esto se da porque las relaciones influyen en la motivación y ayudan a sostener rutinas que, en otro caso, serían difíciles de sostener. En conclusión: ¡Hay que rodearse de buenos amigos!
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