Mantener una rutina de entrenamiento a lo largo de los años es la clave para un envejecimiento saludable, previniendo la pérdida de masa muscular y ósea. Sin embargo, muchas personas se enfocan exclusivamente en los músculos que se ven, como los bíceps o los cuádriceps, dejando de lado una zona esencial para la salud postural y la prevención de dolores crónicos.
Todos lo olvidan: la zona que tenés que ejercitar en tu entrenamiento para un envejecimiento saludable
Más allá de los músculos visibles, existen partes del cuerpo indispensables para el movimiento y la buena salud.
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Una parte del cuerpo que es importante ejercitar y no todos lo hacen.
El deterioro de la salud de la espalda está directamente ligado a la debilidad de los músculos profundos que sostienen el tronco. Para proteger la columna vertebral, mejorar el equilibrio y asegurar la funcionalidad a largo plazo, es fundamental dejar de lado el enfoque puramente estético y centrarse en la zona que la mayoría olvida entrenar: el core.
Qué es el core y por qué debes prestarle atención en tu entrenamiento
El término core no se refiere solo a los abdominales, sino a un complejo sistema de músculos que envuelve la parte central del cuerpo. Esta zona se extiende desde el diafragma y la base de las costillas hasta la pelvis y la cadera. Incluye los abdominales profundos (como el transverso del abdomen), los oblicuos, los músculos lumbares y los músculos del suelo pélvico.
La función primordial del core no es estética, sino funcional y protectora. Actúa como el centro de fuerza y estabilidad de todo el cuerpo, siendo el punto de donde se inician todos los movimientos de las extremidades. Es el responsable de transferir la fuerza entre la parte superior e inferior del cuerpo, y de controlar el equilibrio.
La importancia de un core fuerte
Un core fuerte es sinónimo de una columna vertebral protegida. Al dotar de estabilidad a la columna, estos músculos ayudan a mantener una postura correcta, tanto al estar sentado como al realizar movimientos complejos como levantar objetos pesados. Esto reduce drásticamente el estrés y la presión sobre los discos intervertebrales y las articulaciones de la espalda.
Además de proteger la espalda, un core potente tiene un impacto positivo en el rendimiento atlético y la calidad de vida diaria. Mejora el equilibrio y la coordinación, previniendo caídas en la tercera edad. Fortalecer esta zona permite un envejecimiento activo y funcional, brindando la base necesaria para realizar cualquier actividad física de manera segura y eficiente.
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