17 de diciembre 2021 - 00:00

Boric, del activismo estudiantil a pelear sin escalas la presidencia

“Si esta tierra fue la cuna del neoliberalismo, también será su tumba”, afirmó. Tiene 35 años, la edad mínima para gobernar. Lo respalda un abanico de agrupaciones de izquierda y centro.

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Santiago - El diputado izquierdista chileno Gabriel Boric descartaba de plano hace un poco más de un año una candidatura presidencial. Reconocía carecer de “la experiencia necesaria”. Pero este domingo disputará el balotaje presidencial respaldado por toda la izquierda chilena.

“Queremos avanzar hacia un Estado de bienestar. El título que le pongan no me preocupa. Si es socialdemócrata, en buena hora”, afirmó Boric en su último debate.Con 35 años, la edad mínima para postular a la presidencia de Chile, Boric dejó atrás los temores expresados en septiembre de 2020 y en mayo pasado se lanzó a recoger firmas para inscribir su candidatura presidencial y competir en las primarias de la coalición “Apruebo dignidad”, que reúne al Frente Amplio y al Partido Comunista.

Su rival Kast, así como la militancia de derecha y los democristianos, expresaron sin cesar su temor a que Boric imponga la visión del Partido Comunista, uno de los partidos conforman la coalición de izquierda que lo respalda. “No queremos que sea como Cuba o Venezuela”, repite Kast.

Aunque dice que le “queda mucho por aprender”, asegura que quiere nutrirse de la “experiencia” de antiguos mandatarios a los que tanto criticó cuando era dirigente estudiantil y diputado, entre ellos los socialistas Ricardo Lagos (2000-2006) y Michelle Bachelet (2006-2010; 2014-2018). Ambos le dieron un espaldarazo sin fisuras en las últimas semanas.

Boric no teme cambiar de rumbo. En estos casi siete meses de campaña ha modificado su discurso de chico rebelde que lideró las protestas estudiantiles de 2011 exigiendo “educación pública, gratuita y de calidad”, al de un socialdemócrata. Su transformación política va de la mano de un cambio de apariencia. Queda poco del joven barbudo y despeinado que lideró la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) y que en 2014, cuando tenía 27 años, asumió un primer mandato de diputado.

Soltero y sin hijos, está en pareja con la cientista política Irina Karamanos. Sus detractores le reprochan su falta de experiencia para liderar un gobierno y sus posturas más extremas del pasado, por las cuales ha pedido perdón o ha declarado que fueron un error. Aludió así a la Concertación, coalición de centro-izquierda que desde 1990 gobernó buena parte de los 31 años de democracia, y que hoy yace desintegrada y desprestigiada como reflejo de la gran crisis de confianza institucional, pero que en segunda vuelta se cuadró detrás de su figura.

Si llega a ser presidente quiere “asegurar un estado de bienestar para que todos tengan los mismos derechos, sin importar cuánta plata tienen en la billetera”. “Si Chile fue la cuna del neoliberalismo en Latinoamérica, también será su tumba”, expresó en su proclamación como candidato.

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