23 de junio 2005 - 00:00

Brasil: escandaloso debate legislativo por corrupción

José Dirceu retomó ayer su banca de diputado y se defendió de las denuncias de corrupción en su contra.
José Dirceu retomó ayer su banca de diputado y se defendió de las denuncias de corrupción en su contra.
Brasilia (EFE, AFP, diarios locales) - José Dirceu, hasta la semana pasada uno de los funcionarios más poderosos del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, regresó ayer al Congreso como diputado en un debate sobre las denuncias de corrupción que campean en Brasil que tuvo momentos de escándalo y hasta agresiones físicas.

Por otra parte, el Supremo Tribunal Federal (Corte Suprema) decidió ayer que el Congreso debe abrir una investigación sobre un viejo caso de corrupción vinculado a las mafias del juego ilegal, que salpica directamente a Dirceu. El tribunal dictaminó que el presidente del Congreso, Renán Calheiros, deberá designar a los miembros de una comisión especial que investigará las relaciones con el juego ilegal de Waldomiro Diniz, ex subjefe de Asuntos Parlamentarios de la Presidencia, quien hasta hace dos años trabajaba directamente con Dirceu.

En lo que hace a la sesión legislativa, a una encendida defensa de la gestión del gobierno hecha por el ex jefe de la Casa Civil (jefe de Gabinete) en su discurso, siguieron forcejeos y empujones entre diputados de izquierda y derecha, y acusaciones de «terrorista» lanzadas contra Dirceu por estos últimos, debido a su pasado de guerrillero.

A las críticas también se unieron legisladores izquierdistas, que acusaron a Dirceu de ser «el jefe de la mafia», en alusión a la denuncia de que el gubernamental Partido de los Trabajadores (PT) sobornó a diputados a cambio de su fidelidad al gobierno. Por esas denuncias, Dirceu se vio obligado a renunciar a su cargo el jueves pasado y ayer reiteró que regresa al Congreso para defender a su partido, a Lula y a sí mismo.

• Exilio

«No tengo nada que esconder. En mi vida siempre fui una persona pública, incluso cuando luchaba armas en mano en la clandestinidad», dijo Dirceu, que en 1968 estuvo preso y vivió varios años en Cuba antes de regresar a Brasil en forma clandestina.

El diputado del conservador Partido Progresista (PP),
Jair Bolsonaro, un militar retirado, lo interrumpió gritándole: «¡Terrorista! ¡Terrorista!», provocando una reacción de un centenar de militantes del PT en las galerías, que lo trataron de «fascista» y vociferaron «¡Brasil es el PT! ¡El PT es Brasil!».

Los militantes también acusaron a los gritos de « golpistas» a los legisladores de derecha. La sesión tuvo que ser suspendida varias veces, y el presidente de la Cámara de Diputados, el ultraconservador Severino Cavalcanti, llegó a pedir a los encargados de seguridad que «evacuasen» las tribunas.

Dirceu defendió, además, los 30 meses del gobierno Lula, incluyendo la política de estrictos ajustes del ministro de Hacienda,
Antonio Palocci, a quien solía criticar cuando dirigía el gabinete.

«Durante estos 30 meses hemos enfrentado el desafío de gobernar Brasil. Veníamos de un elevado riesgo-país, de una alta inflación, de una crisis profunda, de una crisis del sector público», y desde entonces, «Brasil volvió a crecer, a crear empleos, es menos dependiente», proclamó. También defendió la política de alianzas del PT con partidos de centro y de derecha.

«No me avergüenzo y no me autocritico por la política de alianzas del PT», porque el PT tiene sólo 91 diputados sobre un total de 513 y 13 senadores de un total de 81; por eso, «para gobernar el país, era necesario hacer alianzas», explicó.

Al retirarse del hemiciclo,
los ánimos estaban caldeados, y hubo un forcejeo entre algunos diputados oficialistas y opositores. Cuando los ánimos se calmaron, el diputado Rodrigo Maia, del Partido del Frente Liberal, exigió explicaciones sobre varios casos de irregularidades.

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