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Cientos de estudiantes salieron ayer a las calles de Sucre para protestar contra la Asamblea
Constituyente que sesiona en esa ciudad. Chocaron duramente con la policía, lo que
incrementó la tensión en Bolivia.
Además, crece el riesgo de violencia, ya que partidos y asociaciones de campesinos e indígenas afines a Morales insisten en convocar a una marcha en Sucre el lunes próximo, que según fuentes oficiales espera reunir a 100.000 personas.
Los canales de televisión mostraron imágenes de los disturbios, con cientos de jóvenes arrojando piedras, bombas incendiarias y cohetes a los policías, que respondieron con gases lacrimógenos y balas de goma.
Según fuentes oficiales, los choques empezaron cuando estudiantes universitarios trataron de tomar la sede de la Asamblea, cuya presidenta, Silvia Lazarte, había anunciado el martes que ese foro iba a reanudar ayer sus sesiones.
Finalmente, la mesa directiva de la Constituyente, dominada por el partido de Morales, el Movimiento al Socialismo (MAS), suspendió la sesión. Lazarte agregó que estaban engañando a los sucrenses, diciéndoles que ayer se iba a aprobar unilateralmente el proyecto de nueva constitución del MAS.
El portavoz presidencial, Alex Contreras, condenó los disturbios, dijo que es difícil seguir el diálogo y denunció que tras el reclamo de Sucre hay una conspiración de la oposición. Esa ciudad es capital constitucional de Bolivia, pero sólo alberga los órganos judiciales, ya que el gobierno y el Congreso están en La Paz desde que en 1899 esa ciudad le ganó una pequeña guerra civil a Sucre.
Un comunicado del Comité Interinstitucional por la Capitalidad Plena de Sucre afirma que «todo empezó» a última hora de ayer «con una pacífica y masiva marcha de teas (antorchas) de estudiantes universitarios y población».
Según ese comité, la policía lanzó gases a los manifestantes y después los atacó, cuando intentaban rodear la sede de la Asamblea en «una vigilia durante toda la noche con el objetivo de impedir la instalación de la Constituyente».
Los medios mostraron a jóvenes que intentaban forzar durante la noche, a patadas, varias puertas del Teatro Gran Mariscal, sede de la Asamblea, y colocaban ruedas de camiones incendiadas en la entrada principal. Entre los afectados por los gases está la alcaldesa de Sucre, Aydeé Nava.
Los incidentes se desataron después de que Morales mandara el martes a varios ministros para abrir el diálogo, que los dirigentes sucrenses aceptaron, pero con condiciones, entre ellas, que la Asamblea no reanude allí sus sesiones.
En paralelo, líderes de seis de los nuevedepartamentos bolivianos amenazaron con huelgas de hambre generalizadas si la Constituyente no revisa antes del lunes su decisión de no debatir el reclamo sucrense. El MAS retiró ese punto de la agenda de la Asamblea, por lo cual los sucrenses dicen que su batalla no es con La Paz, sino con el gobierno.
La amenaza de huelgas la lanzaron dirigentes de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija, Cochabamba y Chuquisaca, que ya hicieron un paro cívico la semana pasada y formaron una «junta democrática».
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