20 de septiembre 2021 - 00:01

China gana con la disputa entre Estados Unidos y Francia por la venta de submarinos a Australia

Está en juego un megacontrato por 50.000 millones de dólares. Macron creía tenerlo asegurado, pero Biden logró asociarse con Boris Johnson e hizo cambiar de idea al Gobierno de Canberra. Persiste el espíritu de Trump. Pekín se beneficia con la desunión de la Alianza Atlántica en la puja por el Pacífico.

ALIANZA. Joe Biden, durante una video conferencia sobre seguridad con los primeros ministros de Australia, Scott Morrison, y del Reino Unido, Boris Johnson. Los tres acordaron que el país oceánico dé de baja un multimillonario acuerdo para la compra de submarinos franceses y que lo reemplace por uno con proveedores estadounidenses y británicos.
ALIANZA. Joe Biden, durante una video conferencia sobre seguridad con los primeros ministros de Australia, Scott Morrison, y del Reino Unido, Boris Johnson. Los tres acordaron que el país oceánico dé de baja un multimillonario acuerdo para la compra de submarinos franceses y que lo reemplace por uno con proveedores estadounidenses y británicos.

Washington - Los gobiernos europeos celebraron la visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, en junio, cuando el principal diplomático del presidente Joe Biden hacía chistes en francés en París, posaba para selfies con jóvenes franceses y hablaba largo y tendido sobre revitalizar la relación atlántica. Fue un soplo de aire fresco después de cuatro años de la política de “Estados Unidos primero” de Donald Trump, durante la cual los lazos fueron de crisis en crisis por decisiones políticas que a menudo tomaron desprevenidos a los europeos. Sin embargo, menos de tres meses después de la gira de reparación de los vínculos de Blinken, Washington se encuentra en una crisis diplomática sin precedentes con Francia por un acuerdo con el Reino Unidos para suministrar a Australia submarinos de propulsión nuclear, lo que hundió un contrato de 50.000 millones de dólares por buques diseñados por Francia.

El Gobierno de Emmanuel Macron reaccionó con furia, diciendo que el nuevo acuerdo se había tramado a sus espaldas y, recurriendo a un lenguaje con pocos precedentes entre aliados, lo calificó de “brutal” y de “puñalada por la espalda”.

El viernes fue más allá, tomando la extraordinaria medida de llamar a consultas a sus embajadores en Washington y Canberra, y de acusar al Gobierno de Biden de haber actuado como Trump al dejar de lado a París.

Los analistas dicen que, más que comercial, la crisis es de confianza, y aunque los funcionarios estadounidenses esperan que se calme rápidamente, tiene el potencial de hacer un daño duradero a la alianza con Francia y Europa, y pone en duda el frente unido que Washington ha estado tratando de forjar contra el creciente poder de China.

Sorpresa

Los diplomáticos franceses dijeron que se enteraron por primera vez del acuerdo cuando la noticia se filtró a los medios de comunicación australianos horas antes del anuncio oficial del miércoles, pero el primer ministro de Australia, Scott Morrison, insistió en que ya le había dejado claro a Macron en junio que podía desechar el acuerdo.

De cualquier manera, desde la perspectiva francesa, el movimiento de Estados Unidos va en contra de lo que el Gobierno de Biden ha prometido desde el final de la era Trump: un retorno al multilateralismo y a la estrecha cooperación con socios y aliados, con Europa como un elemento importante.

“Esto hace que los europeos se den cuenta de que quizá algunas de las políticas de Trump, más allá de los escándalos y los tuits, no eran una aberración sino que señalaban un alejamiento más profundo de Europa”, dijo Benjamin Haddad, director del Centro de Europa del Atlantic Council.

Blinken ha intentado calmar el enfado francés, calificando a París de aliado vital y de larga data en el Indo-Pacífico y en otros lugares, y la Casa Blanca y el Departamento de Estado emitieron rápidamente declaraciones apaciguadoras después de que París retiró a sus embajadores.

El portavoz del Gobierno francés, Gabriel Attal, dijo ayer que Macron le pedirá a Biden “una aclaración” y “explicaciones” sobre lo que “parece ser una importante ruptura de confianza”. “Habrá una conversación telefónica en los próximos días” a pedido del segundo , agregó.

Londres

En tanto, la nueva canciller británica, Liz Truss, defendió la posición de Londres en el acuerdo de defensa con Estados Unidos y Australia. El mismo muestra la voluntad del Reino Unido de “demostrar firmeza en la defensa de nuestros intereses” y “nuestro compromiso para la seguridad y la estabilidad de la región Indo-Pacífico”, escribió Truss en el Telegraph.

Si bien los aliados de la OTAN bien podrían encontrar la manera de recuperarse de lo que algunos consideran la peor crisis diplomática de su historia, los expertos advierten sobre un grave daño a la estrategia de Biden sobre China. El acuerdo sobre los submarinos debería reforzar la mano de Estados Unidos y sus aliados frente al creciente poderío chino, pero el daño causado por el distanciamiento de Francia podría ser mayor.

“China debe estar riéndose hasta el cansancio”, dijo François Heisbourg, asesor principal para Europa del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos. “Tienen la perspectiva de eliminar la posible presencia de Europa junto a Estados Unidos en la zona del Indo-Pacífico”.

“Hay una desventaja para China, pero creo que la ventaja es mayor: la idea de que Europa va a permanecer esencialmente al margen y no va a desempeñar un papel activo en el Indo-Pacífico en su conjunto”, dijo Heisbourg.

Lazos más fuertes entre Estados Unidos y Australia preocuparían al Gobierno chino, y Francia, la principal potencia militar de la UE, ha adoptado una postura firme al instar a una línea dura con China cuando otros países de la UE, como Alemania, han parecido más preocupados por no perturbar los lazos comerciales con Pekín.

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