21 de junio 2022 - 00:01

El establishment no se repliega y condiciona desde el inicio la administración de Petro

La fractura social genera expectativas amplias, pero la dirigencia tradicional podría ponerle obstáculos en el Congreso. El empresariado teme su plataforma de regulaciones y los militares, que recuerdan sus antecedentes y sus denuncias, enfrentarán sus promesas de cambio.

EN MARCHA. Pasada la campaña electoral, comienza para Gustavo Petro la etapa de gobernar una Colombia cruzada por conflictos severos y una gobernabilidad condicionada.
EN MARCHA. Pasada la campaña electoral, comienza para Gustavo Petro la etapa de gobernar una Colombia cruzada por conflictos severos y una gobernabilidad condicionada.

Bogotá - Gustavo Petro convenció a la mitad de los colombianos con sus promesas de cambio, pero el primer presidente electo de izquierda tendrá ahora que armar mayorías y vencer la resistencia de militares y empresarios para gobernar un país dividido en torno a su mandato.

Para vencer al “outsider” millonario Rodolfo Hernández (47,3%), el exguerrillero y senador de 62 años moderó muchas sus posiciones más radicales. Tras ganar con el 50,4% de los votos, recae sobre sus hombros la responsabilidad de gobernar un país atravesado por la polarización tras una campaña agresiva. Para ello, enfrentará vario retos que enfrentará, según los expertos.

Una bancada importante, pero no mayoritaria, acompañará desde el 6 de agosto las iniciativas del inédito Gobierno de izquierda en el legislativo.

“Ahora el problema es la gobernabilidad en el Congreso, Petro debe tratar de proponer lo que llamó un gran acuerdo nacional porque claramente el país está bien fragmentado en dos sectores”, dice Alejo Vargas, profesor de Derecho de la estatal Universidad Nacional.

En igual sentido Sergio Guzmán, de la consultora Colombia Risk Analysis, opina que “este resultado no le da un mandato claro para ejecutar sus políticas sin al menos tratar de calmar los cuestionamientos de sus opositores”.

Durante su paso por la alcaldía de Bogotá (2012-2015), Petro chocó con el Concejo de la ciudad, que hundió muchas de sus iniciativas. Ahora llega rodeado de políticos tradicionales que podrían servirle de puente con el Congreso.

“Se va a enfrentar a una oposición muy dura, porque la derecha en este país es la principal ideología. Aunque esté dispersa en múltiples partidos, les quedará fácil asociarse y retar al Gobierno de Petro”, anticipa Felipe Botero, profesor de la facultad de Ciencia Política de la Universidad de Los Andes.

Mano tendida

En su primera intervención como presidente electo, Petro envió un mensaje tranquilizador al empresariado, que en campaña lo acusó de promover un socialismo fallido.

“Fue una campaña de mentiras y miedo, que íbamos a expropiar a los colombianos, que íbamos a destruir la propiedad privada… Nosotros vamos a desarrollar el capitalismo en Colombia. No porque lo adoremos, sino porque tenemos primero que superar la premodernidad”, expresó ante la multitud que festejaba su triunfo.

Para Botero fue “un mensaje clarísimo a la derecha, diciendo ‘yo soy de izquierda, pero eso no quiere decir que voy a transformar radicalmente el modelo económico’”.

Sin embargo, el economista Jorge Restrepo advierte que el exguerrillero y senador aún debe construir “confianza” con el sector productivo. “Tiene que ver con que no se considere a las empresas como rivales sino como gestoras del desarrollo y de creación de empleo. Es muy difícil porque no hay antecedentes de un gobierno de izquierda a nivel nacional”, advierte el profesor de la Universidad Javeriana.

A juzgar por el primer discurso de Petro, los roces no tardarán en llegar: “Dijo cosas que implican regulación, uno de los principales miedos de los mercados”, apunta Botero.

El empresario Mario Hernández, activo opositor de Petro durante la campaña, se mostró abierto a escuchar. “Le llegó la oportunidad de demostrarle al 50% de los colombianos y a mí de que estábamos equivocados”, lanzó en Twitter el magnate de la confección.

Armas

Tras la posesión, los militares tendrán que jurar lealtad a un exmiembro de las guerrillas izquierdistas que han combatido durante seis décadas de conflicto.

A finales de abril, Petro acusó a miembros de la cúpula militar de estar aliados con el Clan del Golfo, la mayor banda narco del país. En respuesta, el comandante del Ejército, el general Eduardo Zapateiro, lo acusó de “politiquería”, en una inusual intervención política en un país donde la Constitución prohíbe a la fuerza pública participar en el debate y votar.

“La desconfianza entre el presidente y los militares es significativa”, afirma Guzmán, agregando que el izquierdista “deberá seleccionar a un ministro de Defensa que tenga el respeto y la confianza de los miembros de las Fuerzas Militares”. De lo contrario, subraya, la transición será un “desastre”.

“Lo que hacen todos los presidentes cuando llegan es una purga de los altos estamentos militares. Petro tiene que hacerlo con guante de seda”, explica el académico Botero.

En ese sentido, será clave a quién nombra ministro de Defensa. Hasta el momento, el presidente electo solo ha revelado que le entregará esa cartera a una mujer especializada en derechos humanos.

Agencia AFP

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