13 de abril 2020 - 00:01

Crece la impaciencia global por reabrir las economías, pero los temores frenan a los gobiernos

Para Trump será "la decisión más difícil" de su vida. En Europa hay recetas distintas, pero prima la cautela. Hay que esperar menos contagios, tregua en hospitales y recuperación de stocks sanitarios.

En mitad del río. “Todos estamos deseosos de recuperar las relaciones, de salir a la calle, pero el deseo es aún mayor de ganar esta guerra” al Covid-19, dijo ayer el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Añadió que el confinamiento, iniciado el 14 de marzo podría ir más allá del 26 de abril. España reportó ayer 619 nuevos decesos, un repunte tras tres días a la baja.

En mitad del río. “Todos estamos deseosos de recuperar las relaciones, de salir a la calle, pero el deseo es aún mayor de ganar esta guerra” al Covid-19, dijo ayer el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Añadió que el confinamiento, iniciado el 14 de marzo podría ir más allá del 26 de abril. España reportó ayer 619 nuevos decesos, un repunte tras tres días a la baja.

París - En las próximas semanas, a medida que la pandemia de Covid-19 parece estabilizarse en algunos países, aumenta la presión para que los gobiernos pongan fin al confinamiento de la población, aunque los expertos apuntan eso que solo será posible si se dan ciertas condiciones.

“Levantar las restricciones demasiado rápidamente podría provocar una rebrote mortal de la pandemia”, advirtió el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus.

En el mismo sentido, Christian Bréchot, expresidente en Francia del Instituto Nacional de Investigación Médica (Inserm), advirtió que “hay que ser muy humilde con este virus porque ya nos hemos equivocado”.

A pesar de ellos varios países de Europa, la región del mundo más afectada por la pandemia (más de 70.000 muertos) ya están anunciado el levantamiento parcial del confinamiento.

Austria volverá abrir sus pequeños comercios después de Pascua; Dinamarca abrirá sus guarderías, escuelas infantiles y primarias el 15 de abril, mientras que el Gobierno checo ya aligeró sus reglas.

Estos países siguen los pasos de China, que el 8 de abril puso fin a la cuarentena en Wuhan, la ciudad epicentro del coronavirus, tras considerar que había vencido a la epidemia.

Otros países de Europa aplican un confinamiento estricto, como el Reino Unido, donde la epidemia golpea con violencia.

En Francia, el director general de Salud, Jérôme Salomon, solo ve un “pálido rayo de sol” en la ligera caída de ingresos en las terapias intensivas.

España e Italia, los países más duramente afectados, también parecen estar llegando al pico de contagios con cifras estables o en ligero retroceso, pero ambos gobiernos siguen en guardia: Italia prorrogó hasta el 3 de mayo el confinamiento general y España hasta el 25 de abril (ver aparte). Lo mismo pasa en Irlanda, Portugal y Bélgica.

En Francia el presidente Emmanuel Macron debería prorrogar hoy de nuevo el confinamiento. (En tanto, en EE.UU., Donald Trump dijo que la decisión de reabrir la economía será “la más difícil” de su vida).

“Aunque se llegue al pico no hay que ‘desconfiar’ porque estas medidas han permitido evitar la congestión de los hospitales”, apunta el epidemiólogo Antoine Flahault.

Salir del confinamiento solo será posible más tarde “cuando haya un descenso” del número de casos, asegura Flahault, director del Instituto de Salud Global de la Universidad de Ginebra (Suiza).

Por su parte, el investigador Christian Bréchot espera que “a partir de mediados de mayo estaremos en una situación de desaceleración” que permitiría una “distensión progresiva”.

“No vamos a pasar del negro al blanco sino del negro al gris, con la continuación del confinamiento, en particular para una parte de la población”, indica Jean-François Delfraissy, presidente del consejo científico que asesora al Gobierno francés sobre la epidemia.

Según este experto hacen falta varias condiciones antes de poner fin al confinamiento.

La primera es que caiga el número de casos de Covid-19 en las terapias intensivas de los hospitales. El objetivo es que el personal médico pueda descansar tras el esfuerzo enorme de las últimas semanas y que los hospitales puedan reconstituir sus reservas de material y de productos médicos.

Además hay que esperar que disminuya la circulación del virus, con una tasa de transmisión (R) inferior a 1, lo que significa que una persona contaminada transmite el virus en promedio a menos de una persona (frente a las 3,3 personas del principio de la epidemia).

La tercera condición es que haya barbijos suficientes para protegerse y tests para poder controlar la evolución del virus.

Otra de las incógnitas sobre el virus es el papel que tendrán los sistemas electrónicos para detectar a personas contaminadas.

Francia es prudente sobre la cuestión, mientras Alemania espera poner en marcha una aplicación para teléfonos móviles, inspirada en lo que se hizo en Singapur, que permite el seguimiento individual y la identificación de las cadenas de contaminación. Otra incógnita es si la difusión del virus se frenará con la llegada del verano boreal, como suele pasar con los virus respiratorios.

Es lo que ocurre con la epidemia de gripe en el hemisferio norte, que suele detenerse en abril, pero no se sabe si ocurrirá lo mismo con el virus SARS-CoV-2.

La situación en Singapur, donde el virus ha vuelto en los últimos días con fuerza pese a las temperaturas de 30º, ponen en duda esta hipótesis.

“Si no hay freno estival, las cosas serán más complicadas” para salir del confinamiento, asegura el epidemiólogo Antoine Flahault.

Agencia AFP

Dejá tu comentario

Te puede interesar