18 de julio 2019 - 00:00

En Sinaloa, algunos lamentan la suerte de su Robin Hood

Culiacán (México) - Un aire de sarcasmo recorre Sinaloa, cuna del legendario capo mexicano, Joaquín “Chapo” Guzmán, ante la sentencia de cadena perpetua que recibió ayer en EE.UU. En esta árida región aseguran con sonrisa de resignación que ni la violencia ni el tráfico de drogas disminuirán.

En el imaginario popular de Sinaloa, un cartel que surgió en la década de 1980 y que lleva el nombre de ese estado del noroeste mexicano, todavía gravita la figura del “Chapo” y de su exsocio Ismael “Mayo” Zambada, aún prófugo.

Pese a los escalofriantes testimonios expuestos durante el histórico juicio y la sentencia impuesta ayer por un juez en Nueva York, algunos en Sinaloa siguen creyendo que el Chapo hizo construir escuelas, iglesias, caminos y que, en suma, fue un benefactor. Incluso le restan responsabilidad en asesinatos y secuestros.

“Yo pienso que no fue justo. También fue una buena persona, que ayudó a personas necesitadas...”, dijo Lupita Ramos, una ama de casa de 46 años, tras conocer la noticia. La mujer habla frente al altar del mítico Jesús Malverde, conocido coloquialmente como “el santo de los narcos”, un lugar saturado de fotografías y notas de agradecimientos, en el centro de la capital estatal, Culiacán.

Al lado de un busto de Malverde, quien según la leyenda era un bandido que robaba a los ricos para dar a los pobres al estilo de Robin Hood, una mujer limpiaba el martes una estatuilla de yeso de Guzmán: la cara en alto, un rifle AK47 en rieste, vestido con camisa rosa y pantalones azules.

Para el ferrocarrilero Juan Antonio Orozco, de 39 años, el tráfico de drogas no va a terminar con el encarcelamiento perpetuo de Guzmán. “Veo difícil que se termine. Cae uno y sale otro, son cosas de nunca acabar”, dice mientras aguarda fuera de la capilla.

“Se veía” que esa sería la sentencia “por todo el tráfico que ha habido, y las muertes y todo eso. Era de esperarse que Estados Unidos lo quería”, dice cabizbajo, pero luego levanta un poco la voz para decir que en Culiacán “lo respetan porque ayuda a la gente”.

Pero a pesar de las supuestas obras públicas en Sinaloa impulsadas por el capo, quien según la Justicia estadounidense debería tener por lo menos unos 12.000 millones de dólares en sus arcas, la brecha de desigualdad es impactante.

Cerca de caseríos hechos con tablas de madera se encuentra el cementerio Jardines de Humaya, donde muchos narcotraficantes están enterrados. Es famoso por sus mausoleos extravagantes, que llegan a tener hasta tres pisos, aire acondicionado y puertas de vidrio blindado.

Ahí una fachada de piedra beige decora el sepulcro de Ernesto Guzmán, uno de los hermanos del Chapo, cuyo interior está repleto de globos y flores. Dos pequeños autos de piedra adornan las esquinas de las cornisas.

Según Miguel Ángel Vega, periodista del diario semanal local Ríodoce, con la captura y extradición del narco que protagonizó dos espectaculares fugas de cárceles mexicanas, la violencia y el tráfico de drogas “no se acabó” y su sentencia no cambiará eso.

Dos cadáveres con el tiro de gracia aparecieron ayer al lado del Río Culiacán, muy cerca de una avenida rápida de esta ciudad de cerca de 700.000 habitantes.

“El cartel de Sinaloa no es el Chapo y no es el Mayo. Es un grupo de por lo menos veinte líderes”, dice Vega, experto en narcotráfico.

“En Culiacán existen veinte Chapos, y hay uno que está allá [preso], pero es como la cereza en el pastel, como el que está allá es el que se infló o el que se dijo en los medios de comunicación que es el responsable de todo esto, que es el responsable de que los jóvenes en Estados Unidos consuman drogas”, su proceso ha sido el más explotado mediáticamente, dice.

Joaquín “Chapo” Guzmán se forjó una leyenda alimentada por “narcocorridos” que relatan sus hazañas, y riquezas reseñadas en la revista Forbes, que en 2011 lo incluyó en su lista de las mayores fortunas del mundo, con más de 11.000 millones de dólares. Dos años después, la Comisión Anticrimen de Chicago lo nombró enemigo público número uno de la ciudad y lo comparó con Al Capone.

Agencia AFP

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