3 de junio 2015 - 14:13

Escándalo durante conferencia del premier egipcio junto a Merkel

El presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi, defendió en Berlín la pena de muerte, aunque recordó que la que pesa sobre su antecesor Mohamed Mursi no es en firme, en una tumultuosa rueda de prensa junto a la canciller alemana, Angela Merkel, salpicada por gritos de "asesino" y aplausos de la prensa oficialista.

"Tenemos una perspectiva distinta a la de ustedes respecto a la pena de muerte. Está anclada en nuestra legislación y forma parte de nuestro orden constitucional", indicó Al Sisi, de visita oficial en Alemania, antes incluso de ser preguntado por la cuestión.

Ya en el turno de preguntas, al ser interrogado sobre el caso del ex presidente Mursi, depuesto del poder en julio de 2013 y condenado a muerte hace dos semanas, Al Sisi relativizó que llegue a aplicarse a su predecesor, con el argumento de que fue una sentencia dictada "en primera instancia" y que, por tanto, aún no es en firme.

Merkel, por su parte, dejó claro ante la visita de Estado del presidente egipcio que Alemania "bajo ninguna circunstancia" admite la pena capital, independientemente de contra quien se dicte e incluso si se justifica por razones de "seguridad del Estado", consignó la agencia de noticias EFE.

Asimismo, la canciller aseguró que la postura de su país en esa cuestión es "inamovible", al tiempo que insistió en que su Gobierno apela siempre al respeto a los Derechos Humanos ante cualquier interlocutor egipcio, como hizo hace dos años ante una visita a Berlín de Mursi.

Merkel defendió la necesidad de mantener abierto el diálogo con Egipto, dado el alto valor estratégico de ese país y el papel que puede desempeñar en la búsqueda de soluciones al conflicto de Oriente Medio o la lucha contra el terrorismo yihadista.

La visita de Al Sisi estuvo envuelta en una fuerte polémica en los días previos, tanto por la situación de Mursi -pendiente de la decisión del Tribunal Penal de El Cairo, que ayer aplazó su dictamen hasta el próximo 16 de junio- como por las múltiples penas de muerte dictadas contra miembros de su formación política, los Hermanos Musulmanes, y otros opositores.

El presidente egipcio fue recibido también por su homólogo alemán, Joachim Gauck, mientras que el del Parlamento, Norbert Lammert, protocolariamente la segunda autoridad del país, canceló su entrevista con Al Sisi en protesta por las violaciones de Derechos Humanos en Egipto.

Esta mañana ante la Cancillería alemana grupos de manifestantes denunciaron la opresión que sufren los medios en su país y la persecución de los opositores, mientras que a escasa distancia grupos leales a Al Sisi le daban la bienvenida.

En la conferencia de prensa se vivieron momentos de tensión, cuando una mujer, acreditada como periodista, increpó a Al Sisi al término de la comparecencia con gritos de "asesino", después de tratar en vano que se le diera la palabra para hacer una pregunta.

Miembros de la delegación de presidente se lanzaron sobre la periodista y contrarrestaron sus gritos con "vivas" a Egipto, entre abucheos a la mujer por parte de representantes de medios oficialistas egipcios y mientras los servicios de seguridad de Cancillería trataban a duras penas de controlar la situación.

La mujer, con el pañuelo islámico, de origen egipcio, pero nacionalidad alemana, había tratado desesperadamente de obtener un turno de pregunta.

La comparecencia de Al Sisi estuvo desde el inicio salpicada por aplausos al presidente, quien ante Merkel alabó las manifestaciones que precedieron a la destitución de Mursi, un año después de una llegada al poder que, admitió, logró de forma democrática al ganar las elecciones con un 51 %.

Las relaciones entre Berlín y El Cairo fueron controvertidas desde tiempos de Hosni Mubarak (1981-2011), a quien en Alemania se dio trato de socio comercial privilegiado, tanto bajo gobiernos conservadores como de liderazgo socialdemócrata.

Mursi, fue asimismo recibido como presidente por Merkel dos años atrás con el propósito de abrir una nueva etapa en las relaciones bilaterales.

El exmandatario, el primero elegido democráticamente en Egipto, ya fue sentenciado en abril a 20 años de cárcel por el uso de la violencia durante unos disturbios ocurridos en las cercanías del Palacio Presidencial de Itihadiya, en El Cairo, en diciembre de 2012.

Además tiene otros causas abiertas en los que está acusado de insultar a la judicatura y entregar información clasificada a países y organizaciones extranjeras

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