18 de marzo 2006 - 00:00

Francia: amenazan con paro por flexibilización laboral

Se movilizaron más de un millón de franceses en 160 ciudades.
Se movilizaron más de un millón de franceses en 160 ciudades.
La presión sobre el primer ministro francés, Dominique de Villepin, aumentó hoy con la amenaza de huelga general lanzada por los sindicatos para tratar de obligarle a que retire su nuevo y polémico contrato laboral para jóvenes (CPE), como pidieron cientos de miles de manifestantes ayer en toda Francia.

"Estamos pensando en convocar una jornada de paro laboral nacional si el Gobierno persiste" en mantener el contrato de primer empleo (CPE), aseguró el secretario general del sindicato CGT, Bernard Thibault, en la radio "France Inter".

Para su colega de FO, Jean-Claude Mailly, es preciso convocar "una jornada de huelga interprofesional" que sirva como "acelerador" al movimiento de oposición al CPE.

Un movimiento que congregó ayer a más de un millón y medio de manifestantes, según los sindicatos (algo más de medio millón según la policía), en 160 ciudades del país para exigir la retirada del CPE, destinado a los menores de 26 años, que podrán ser despedidos sin justificación por el empleador durante los primeros 24 meses.

El desfile en París culminó con enfrentamientos entre un grupo de violentos y la policía, con un saldo de 167 personas arrestadas 70 de las cuales seguían hoy bajo custodia policial-, y 52 heridos leves, entre ellos 34 agentes, según informó la Prefectura.

Enardecidos por la elevada participación en esta tercera jornada nacional de movilización convocada por los sindicatos y las organizaciones de estudiantes de universidad y de instituto y apoyada por la oposición de izquierdas, los líderes sindicales se reúnen mañana por la noche para decidir sus próximas acciones.

Han lanzado un llamamiento solemne al presidente, Jacques Chirac, para que se retire el contrato que, en palabras de Thibault, "pone en entredicho el conjunto del código de trabajo".

El CPE "instaura por primera vez en Europa la posibilidad de los empresarios de despedir sin ningún motivo. Es un procedimiento único y no dejaremos que esta reforma se instale en Francia", recalcó.

Hasta el momento, Chirac ha respaldado a su fiel Villepin -que ha lanzado el CPE personalmente y sin concertación, en el marco de su "batalla por el empleo"-, y ha pedido a los detractores que respondan a la invitación del Ejecutivo al diálogo para negociar medidas que "enriquezcan" el contrato.

El portavoz del Ejecutivo, Jean-Francois Copé, reiteró hoy el lanzamiento al diálogo para reformar el CPE "en el marco de la ley".

"Si se quiere salir del 'impasse', es necesario apaciguar la situación y, por tanto, que se retire el CPE. En ese caso, todo el mundo vendrá a negociar", replicó Mailly.

Los analistas barajan diversos guiones como salida a la crisis.

Una posibilidad es que Villepin apueste por la desmovilización de los jóvenes con las vacaciones de Pascua, a comienzos de abril. Ello supondría que los sindicatos cedieran, como ocurrió con otras medidas impopulares, lo que no está ganado.

Otra sería modificar en profundidad el CPE (reservarlo a jóvenes no cualificados o a los que lleven al menos dos años en paro; o reducir a la mitad el período de prueba). Otra salida sería la censura del CPE por el Consejo Constitucional al que el opositor Partido Socialista ha recurrido.

El último recurso sería la retirada del CPE que, de momento, Villepin parece excluir, consciente quizás de que la eliminación de un polémico contrato juvenil impulsado por uno de sus predecesores, el conservador Edouard Balladur, en 1994, contribuyó a su derrota en las elecciones presidenciales en 1995.

Villepin, silencioso sobre sus ambiciones presidenciales, es visto como el delfín de Chirac para los comicios de 2007.

Pero su popularidad está en caída libre, y el rechazo al CPE ha contribuido a que atraviese su peor momento desde que hace casi diez meses se hizo con las riendas del Gobierno.

Así, el 61 por ciento de los franceses está descontento o muy descontento con Villepin, según un sondeo en "Le Journal du Dimanche". Otro, publicado por "Le Parisien", muestra que el 46 por ciento lo considera "demasiado autoritario", y sólo el 19 por ciento cree que escucha a los franceses.

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