25 de enero 2007 - 00:00

Gobierno de Ecuador despide en silencio a ministra

Cortejo fúnebre de la ministra de Defensa Guadalupe Larriva.
Cortejo fúnebre de la ministra de Defensa Guadalupe Larriva.
El Gobierno de Ecuador, en medio de un solemne silencio que se extendió a las calles de Quito, despidió hoy a la ministra de Defensa, Guadalupe Larriva, fallecida anoche en un accidente de helicóptero cerca del aeropuerto de la ciudad costera de Manta.

El presidente del país, Rafael Correa, encabezó el cortejo fúnebre, que partió de la base de la Fuerza Aérea del aeropuerto "Mariscal Sucre" de Quito, donde llegaron los féretros de Larriva, su hija Claudia Ávila y del teniente coronel Marco Antonio Gortaire, también fallecidos en el accidente junto a otros cuatro oficiales.

Tres grupos de cadetes de las escuelas militares de las fuerzas Terrestre, Aérea y Naval sacaron a hombros los féretros del avión "Hércules C-130" de la Fuerza Aérea, que trasladó los cuerpos desde Manta a Quito.

Los jóvenes militares llevaron los ataúdes hasta los coches fúnebres que trasladaron los cuerpos al "Templete de los Héroes" del Colegio Militar "Eloy Alfaro", en el centro de Quito, donde se levantó una capilla ardiente en honor a las víctimas.

Una banda militar acompañó el traslado de los féretros con una marcha que retumbó en la base aérea con ritmo pausado y fúnebre.

El presidente Correa reflejaba el tremendo dolor que ya anticipaba en las primeras declaraciones que efectuó anoche, apenas se enteró del choque de los dos helicópteros que causó la muerte de Larriva, su hija y los cinco oficiales.

Siempre apretando la mano de su esposa, Anne Malerbe, Correa encabezó el corto recorrido desde la pista del aeropuerto hasta los coches mortuorios que esperaban a pocos metros.

El vicepresidente, Lenin Moreno, en su silla de ruedas, y los ministros del gabinete de Correa le seguían con el mismo semblante, de tristeza y pesar, acompañando a los familiares de las víctimas, que rompían en llantos a cada momento.

Ninguno de los asistentes quiso pronunciar palabra alguna, pues parecía que no era el momento de hacer preguntas ni de responderlas.

En las afueras de la base aérea, varias decenas de personas aguardaban con curiosidad la salida del cortejo fúnebre, y una de ellas recordaba que Larriva fue la primera mujer en ocupar el cargo de ministra de Defensa.

"Era socialista, buena. Qué pena que haya muerto", comentó una señora que empuñaba en su mano una pequeña bandera del Partido Socialista Ecuatoriano (PSE), del que Larriva fue presidenta.

Una caravana de coches siguió a los vehículos fúnebres por las calles de Quito hasta el Colegio Militar y muchos ciudadanos se acercaron a las calzadas para observar con respeto su paso, en silencio, y levantar la mano para despedir a la ministra.

"Hasta el cielo amaneció triste", comentó una persona que, como algunos dirigentes socialistas, se preguntaba: "¿Cómo pudo haber pasado?" ese accidente en la base aérea de Manta, una de las instalaciones militares con mayor seguridad del país y donde, incluso, se asienta un contingente de Estados Unidos, dedicada al control del narcotráfico en la región.

Al llegar el cortejo al Colegio Militar "Eloy Alfaro", se escucharon con más fuerza las arengas de los militantes socialistas en honor a Larriva, que era considerada la ministra más alegre del gabinete de Correa.

"Tu memoria siempre vivirá en el pueblo", gritaban los socialistas al irrumpir en el silencio de la ceremonia.

Los féretros de Guadalupe Larriva y su hija Claudia, tras ser velados en la capilla ardiente del Colegio Militar, serán trasladado a la ciudad sureña de Cuenca, la ciudad natal de la ministra, donde mañana serán inhumados.

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