Gobierno de Ecuador despide en silencio a ministra
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Cortejo fúnebre de la ministra de Defensa Guadalupe Larriva.
El presidente Correa reflejaba el tremendo dolor que ya anticipaba en las primeras declaraciones que efectuó anoche, apenas se enteró del choque de los dos helicópteros que causó la muerte de Larriva, su hija y los cinco oficiales.
Siempre apretando la mano de su esposa, Anne Malerbe, Correa encabezó el corto recorrido desde la pista del aeropuerto hasta los coches mortuorios que esperaban a pocos metros.
El vicepresidente, Lenin Moreno, en su silla de ruedas, y los ministros del gabinete de Correa le seguían con el mismo semblante, de tristeza y pesar, acompañando a los familiares de las víctimas, que rompían en llantos a cada momento.
Ninguno de los asistentes quiso pronunciar palabra alguna, pues parecía que no era el momento de hacer preguntas ni de responderlas.
En las afueras de la base aérea, varias decenas de personas aguardaban con curiosidad la salida del cortejo fúnebre, y una de ellas recordaba que Larriva fue la primera mujer en ocupar el cargo de ministra de Defensa.
"Era socialista, buena. Qué pena que haya muerto", comentó una señora que empuñaba en su mano una pequeña bandera del Partido Socialista Ecuatoriano (PSE), del que Larriva fue presidenta.
Una caravana de coches siguió a los vehículos fúnebres por las calles de Quito hasta el Colegio Militar y muchos ciudadanos se acercaron a las calzadas para observar con respeto su paso, en silencio, y levantar la mano para despedir a la ministra.
"Hasta el cielo amaneció triste", comentó una persona que, como algunos dirigentes socialistas, se preguntaba: "¿Cómo pudo haber pasado?" ese accidente en la base aérea de Manta, una de las instalaciones militares con mayor seguridad del país y donde, incluso, se asienta un contingente de Estados Unidos, dedicada al control del narcotráfico en la región.
Al llegar el cortejo al Colegio Militar "Eloy Alfaro", se escucharon con más fuerza las arengas de los militantes socialistas en honor a Larriva, que era considerada la ministra más alegre del gabinete de Correa.
"Tu memoria siempre vivirá en el pueblo", gritaban los socialistas al irrumpir en el silencio de la ceremonia.
Los féretros de Guadalupe Larriva y su hija Claudia, tras ser velados en la capilla ardiente del Colegio Militar, serán trasladado a la ciudad sureña de Cuenca, la ciudad natal de la ministra, donde mañana serán inhumados.
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