Puerto Príncipe - Jovenel Moïse disfrutó de una exitosa carrera empresarial antes de asumir como presidente de Haití, pero su mandato se desgastó y acabó siendo ampliamente criticado en medio de la pérdida de apoyo de la mayoría de la población.
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Irrumpió en 2015 en la escena política siendo un desconocido y pocos meses después fue elegido tras un accidentado y largo proceso electoral.
Muy aislado últimamente, con un Parlamento suspendido y gobernando por decreto, acabó trágicamente su mandato a los 53 años al ser asesinado en su casa por un grupo comando.
Este padre de dos hijos fue incapaz de detener la espiral descendente del país, el más pobre del continente, pero en particular la violencia que azota a sus habitantes, sobre todo de las pandillas en la capital Puerto Príncipe.
De origen modesto, su padre fue mecánico y agricultor y su madre, costurera y comerciante. Nació el 26 de junio de 1968 en Trou du Nord, (departamento Noreste) y se trasladó en 1974 junto a su familia a Puerto Príncipe, donde realizó sus estudios en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Haitiana Quisqueya.
Historia
En 1996, ya casado con su compañera Martine Etienne Joseph, regresó a Noreste con un sueño: hacer de Haití un país “esencialmente agrícola” mediante el desarrollo del interior. De acuerdo con la biografía disponible en su sitio de internet, creó entonces, con fondos de capital privado, una empresa de repuestos de autos, al tiempo que estableció en un campo una primera plantación bananera de 10 hectáreas.
Su última plantación de banano orgánico es la más grande del país (casi 1.000 hectáreas). Allí radica el origen del sobrenombre que se le acuñó tras su entrada en la carrera presidencial: “Nèg Bannan nan”, “el hombre banana”, en la lengua creole.
Sensibilizado por la importancia del agua potable en este país castigado, se asoció con la firma especialista Culligan y en 2001 abrió una planta de distribución en las provincias de Noreste y Noroeste. Luego se interesó por la electrificación regional y creó en 2008 junto a varios socios una empresa especialmente destinada a ello.
Su sensacional entrada en la política también se atribuye a Martelly que, impedido de postularse a un segundo mandato, lo eligió en 2015 para representar a su partido, el Tet Kale (PHTK), y así asegurar su sucesión.
Entonces comenzó una intensa campaña electoral –en especial en las redes sociales aún subestimadas por la clase política tradicional–, financiada por grandes industriales y miembros de la élite económica, la misma minoría adinerada que rodeaba a Martelly.
Una vez elegido, Jovenel Moïse se comprometió a acabar con la rampante corrupción. Pero en poco tiempo, fueron algunos de sus propios colaboradores los que se fueron objeto de acusaciones de malversación de fondos.
Como buena parte de la clase política que actuó antes que él, Moïse tuvo dificultades para explicar el destino del dinero obtenido en el marco del programa Petrocaribe, lanzado por el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez para permitir a países de la región el acceso a petróleo barato.
El trágico fin de su mandato estuvo precedido por otra agria polémica, surgida a partir de su empeño en que su mandato terminaba el 7 de febrero de 2022, mientras para la oposición y parte de la sociedad civil había terminado el 7 de febrero de 2021. El desacuerdo se debió a que había sido elegido en unas elecciones anuladas por fraude, y luego reelegido un año después.
Agencia AFP
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