Inédito: autorizan crear embriones humano-animales
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Un sondeo de opinión efectuado para el diario de izquierda británico «The Guardian» indica que 61% de los británicos está a favor de la creación de esos embriones mixtos, frente a sólo una cuarta parte que se opone y en la que se destacan los grupos religiosos. Una propuesta similar fue rechazada anteriormente en Francia.
Los llamados embriones citoplasmáticos tienen 99,9% de ADN humano y sólo 0,1% restante de origen animal.
Para su creación, los científicos usan óvulos de coneja o vaca, vaciados de casi toda su información genética, y en los que se implantan núcleos con ADN de distintos tipos de células humanas. Los embriones resultantes son mayoritariamente humanos aunque en las mitocondrias, orgánulos de la célula donde se produce la energía mediante la degradación de moléculas orgánicas, queda un resto de ADN de procedencia animal.
Las células madres o troncales que se extraen de los embriones son células no especializadas que pueden luego diferenciarse en distintos tipos de tejido, algo de lo que se ocuparán los científicos en el laboratorio.
Según sus partidarios, el empleo de óvulos de animales permitirá contar con una fuente casi inagotable de células troncales, sorteando la escasez de sus equivalentes humanos. Actualmente, los científicos dependen de los óvulos humanos que quedan en los tratamientos de fecundación, pero éstos son escasos y además de poca calidad.
Quienes se oponen a esas prácticas señalan que con ellas se difumina la distinción que, en su opinión, existe entre el ser humano y el animal, y denuncian que los embriones así creados son destruidos una vez que se extraen de ellos las células troncales.
Así, la doctora Helen Watt, del Linacre Centre for Healthcare Ethics, cree que la controvertida técnica propuesta es «otra violación más de los derechos del embrión, al que no sólo se priva de vida en el transcurso del experimento sino también de padres humanos».
Sin embargo, enfermos de Parkinson como Frank Brooks, citado ayer por la cadena BBC, señalan que sería de enorme provecho que llegue a desarrollarse un día una cura capaz de beneficiar a personas aún jóvenes que sufren males actualmente incurables.
El permiso para llevar a cabo ese tipo de investigaciones lo solicitaron hace meses al organismo regulador sendos equipos de investigadores del King's College, de Londres, y de la Universidad de Newcastle, cuyas aplicaciones estudiará, seguramente en noviembre, un comité encargado de supervisar las licencias.
En Newcastle trabaja el doctor Lyle Armstrong, uno de los científicos que crearon el primer embrión humano clonado en 2005 y jefe del equipo que quiere acometer esa nueva labor científica en el International Centre for Life de esa universidad inglesa.
Según Armstrong, «por el momento, no sabemos si la transferencia nuclear funciona lo suficientemente bien en los humanos para crear células madre embrionarias útiles».
«Necesitamos llevar a cabo numerosos experimentos para averiguarlo y, dado que no hay problemas para obtener óvulos de animales, tiene sentido utilizar ese material para nuestro trabajo de laboratorio», señaló el científico británico.
Las aplicaciones prácticas no están, sin embargo, a la vuelta de la esquina, aunque Armstrong cree que «dentro de treinta o cuarenta años tal vez sea posible cultivar a partir de células madre nuevos órganos humanos para trasplantes».
Entre los científicos que esperaban la decisión favorable de la HFEA está Ian Wilmut, el «padre» de Dolly, la primera oveja clonada, que quiere estudiar la enfermedad de la neurona motriz junto a Chris Shaw, del Instituto de Psiquiatría de Londres.
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