La sobreactuación tienta a sucesores
Mundo
Por Carolina Barros
Porque ahora viene el llamado a elecciones presidenciales. Cuanto antes se vote, más vivo estará el fuego del comandante. Imprescindible para Maduro, quien en estos últimos meses demostró ser un fiel continuador, pero no de su carisma e histrionismo político.
Mientras tanto, en Venezuela un clima de incertidumbre se extiende más allá del cáncer y la muerte: faltan alimentos en las góndolas, la inflación se muestra indomesticada, la promesa de aumento de salarios (prevista para esta semana) sigue incumplida, lo mismo que un reajuste en el precio de combustibles - es la lista de remezones pos-devaluación-. El cuadro se completa con un clima social y sindical que se corta a cuchillo en la sureña Guyana y se agravaría, parece, con algunos amagues destituyentes dentro de las Fuerzas Armadas. Horas antes del discurso de Maduro, en la mañana del día de la muerte anunciada, Caracas se inundaba con el rumor de "acuartelamiento en Fuerte Tiuna".
"Quieren desestabilizar", dijo al mediodía en su mensaje desde Miraflores el vicepresidente en ejercicio de la presidencia, rodeado de los altos mandos militares, el gabinete en pleno y los gobernadores chavistas. Era una preparación para el anuncio doloroso que vendría horas después pero también una definición del chavismo sin Chávez inmediatamente posterior a su muerte: con el pueblo cohesionado, con "esta conducción cívico-militar que está pronta (curioso: Maduro no es militar), "cerrando filas con Chávez", "con la revolución preparada" para enfrentar "la intervención extranjera en la patria de Bolívar", y "factores de la derecha corrupta" que "quieren desestabilizar, crear caos y violencia y crear condiciones para la intervención militar extranjera, como en Libia".
No fue todo: anunció la expulsión del agregado aeronáutico de la embajada de EE.UU., acusándolo de mantener conversaciones (destituyentes, claro) con uniformados de las FF.AA. Bolivarianas.
Así Maduro bosquejaba el poschavismo inmediato: confrontado con EE.UU. (el canciller Elías Jaua después anunciaría la expulsión de otro diplomático estadounidense), y asociando al "imperio" con la "derecha corrupta venezolana". Chavismo básico, de manual: así viene el poschavismo o chavismo sin Chávez. Que echó por la borda las conversaciones de acercamiento con Washington iniciados por Maduro con la subsecretaria de Estado Roberta Jacobson en noviembre pasado. Pero que sirve para mantener encendido el fuego eterno del comandante en una Venezuela que extraña su voz desde el 8 de diciembre. Y que, después de 14 años de Hugo Chávez en Miraflores, cómo lo va a extrañar.
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